jueves, 10 de julio de 2008

"L'ase d'Arcadia, plé d'or i menja palla..."

"El asno de Arcadia, cargado de oro y come paja..."
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Aquí estoy, tan "juncal y bien plantao", para supervisar que mis laboriosos parientes, honrados trabajadores y filosóficos rumiadores, no digan "burradas" al narrar este cuentecillo. [Diapositiva: Villanueva de Valrojo, Zamora, 5 febrero 1989].
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Pues bien, una servidora, aunque me han puesto "a parir" y estoy para salir de cuentas -¡uf! este asnillo mío pesa una "burrada"-, les narrará esta historia como mejor pueda y sepa. Saquen vuesas mercedes la "moraleja". [Foto: Ferreras de Arriba, Zamora, 27 junio 2008].
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Templo de Saint Pierre, mediados s.XII, arquivoltas portada sur, Aulnay de Saintonge (Francia). [Diapositiva: 13 agosto 1992].
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Uno de los regocijos medievales, era la Fiesta del Asno. Ocasión lúdica, donde invertir los valores y status sociales. Ocasión para, mediante la burla más descarnada, dar rienda suelta a frustraciones, desengaños y obediencias rudamente impuestas. En las arquivoltas de este templo galo aparece ese carnaval en toda su crudeza, está el asno revestido como sacerdote que lee un libro puesto del revés.
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Ídem, arquivoltas portada sur. [Diapositiva: 8 agosto 1982].
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Y está, también, el asno músico, que toca de oído una melodía que no comprende. De jugoso simbolismo, además del burlesco, y sobre el que trataremos en mejor ocasión.
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Todavía hoy, en numerosos lugares, quedan reminiscencias de aquella medieval Fiesta del Asno, en la que los laboriosos, tercos y sufridos borriquillos participamos con más o menos alegría, pero buen empeño ¿Quién es aquí el más burro?. [Fiesta de "Las Móndidas", San Pedro Manrique, Soria, Diapositiva 24 junio 1999]
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Pero no todo son burlas y befas, a veces también ocupamos lugares de honor, como en esta fiesta simpática de arrieros, donde encabezamos la cabalgada portando al dulzainero y al tamborilero. [Fiesta de "La Caballada", Atienza, Guadalajara, Diapositiva: 3 junio 1990].
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¿Les ha gustado la narración de mi prima? Pues sus graciosas humanidades lo pasen bien, aunque no quiero despedirme sin aclarar una cosa. El refrán introductorio y titulativo, tiene una lectura oculta:
"El asno de Arcadia, cargado de oro y come paja", no resalta, como parece a primera vista, la estupidez "estúpidamente estúpida" atribuida a nuestra especie. Sino una sabia enseñanza, que deberías aplicaros: "No dejes lo verdaderamente valioso, la paja, por lo aparentemente importante, el oro", o como dice otro refrán vuestro "Más vale pájaro en mano, que ciento volando". A buen entendedor, con dos grandes orejas basta... [Foto: Ferreras de Arriba, Zamora, 27 junio 2008].
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Dedicado a Baruk, que me estará "escuchando".
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Salud y fraternidad.
Y buen verano al personal, en general. Marcho a lomos de asno, por esos caminos de la Diosa. Si ella lo permite, volveremos "a olernos" en agosto.

martes, 8 de julio de 2008

"Columba romanicae": arquitectura, zoología, sexo y sociedad.

Templo de San Juan, ábside, mediados s.XII, Uncastillo (Zaragoza).
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En el bestiario románico, hay un animal viviente amigo por excelencia de la humanidad medieval: la paloma. Ello no tiene nada que ver con la extraña circunstancia de que, el ave más peleona y lasciva del reino animal, fuese símbolo de pureza y representación del Espíritu Santo, transmisor a la Virgen de su aceptado -aunque no solicitado- divino embarazo. Allá con su conciencia, el inventor de este símbolo. El caso es, que las palomas adoran utilizar los tejados románicos como improvisados aeropuertos, las cornisas como reposaderos, y los diversos huecos como lugares de nidificación.
Lo normal es encontrar techos románicos cubiertos de teja, funcional y barata, aunque el medievo emplea también, cuando la economía lo permite, lajas de piedra. Lo malo es que, las lajas, no dejan hueco a las palomas para sus nidos.
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Ídem. mechinales del muro absidal, sureste.
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Pero no importa, los lascivos y simbólicos volátiles son de fértil imaginación. Aquí han sustiuido, los huecos de las tejas, por los mechinales del muro, esos huecos que dejan los andamios de madera entre los sillares, cuando los constructores retiran las vigas de sustentación y no se molestan en rellenarlos. Son unos magníficos nidales y están muy disputados, por las parejas que crían, pues representan una fortaleza ante el ataque de rapaces siempre al acecho.
La sociedad románica sacaba gran provecho de las palomas, no solo simbólico-religioso, puesto que el excremento de estas aves, la "palomina", es un fertilizante de gran calidad. Este guano abonó infinidad de medievales cosechas, produjo abundantes trigos y salvo del hambre a numerosos pueblos. Por otra parte, los pichones y los ejemplares mayores servían de alimento corriente. En los grandes espacios cerealistas, de los reinos hispanos, todavía quedan cantidades apreciables de los palomares, de adobe, en que se criaban estas santas, lujuriosas y prácticas avecillas. Pero, esa, ya es otra historia y será contada en otro momento...
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Salud y fraternidad.

jueves, 3 de julio de 2008

¡Fotos no, gracias! ¡Que no, puñetas!

Ojos de asombro, tan grandes como éstos arcos, se nos quedaron aquel día... Templo de San Miguel, 1081, galería porticada, San Esteban de Gormaz (Soria). [Foto 28 diciembre 2006].
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En el reino de las anécdotas, sucede igual que con las historias noveladas: la realidad siempre supera a la ficción.
Allá por los años 80 del pasado siglo -el XX, quiero decir-, recalamos en San Esteban de Gormaz, viejo pueblo soriano que, entonces, dormitaba en una dorada decadencia. No obstante, su precioso templo de San Miguel estaba siendo interiormente restaurado. Nos colamos de rondón, entre andamios, herramientas y albañiles, sin mayores impedimentos. Nadie entre los presentes nos prohibió el paso, ni que andurreáramos por la nave curioseando a placer.
Pero... ¡Oh, infaustos hados! Tuvimos la "obscena" ocurrencia, de sacar la cámara de fotos y apuntar hacia los capiteles del arco triunfal. Entonces, la monótona calma de los trabajadores se vió bruscamente interrumpida por un vozarrón tonante: "¡Alto ahí, nada de fotos! ¡No, no, nada de cámaras! ¡Mirar, lo que quieran, pero ni una foto!". Quien así bramaba, agitando los brazos con exagerados gestos resultó ser el guarda del monumento. El cual, por estar acompañado del arqueólogo y el arquitecto, hacía valer su "autoridad" para que sus superiores viesen "lo bien" que la ejercía.
Bueno, pues pedimos humildes disculpas. Y al no podernos servir del teleobjetivo, decidimos examinar los dichos capiteles con unos prismáticos que, entonces, acostumbrábamos llevar para casos extremos. ¿Quién podía suponer que, nuestro inocente decisión, iba a desatar todos los demonios del Averno?
"¡He dicho que nada de fotos! ¡Nada de cámaras! ¡Que no, puñetas! ¿Es que no tienen educación...? ¡Fuera de aquí, ahora mísmo! Bla, bla, bla...!"
El guarda, enrazado en energúmeno, se arrancó de improviso para apostrofanos como a villanos, falaces y soeces. Intentamos parar aquel torrente de imprecaciones, alegando que no habíamos transgredido sus admoniciones, que aquello no era una cámara, que no hacíamos fotos, que eran unos simples prismáticos. Pero no había manera, ya el endríago aquel se abalanzaba hacia nosotros, con intención de expulsarnos por la fuerza, cuando el arqueólogo y el ingeniero, partidos de la risa, lo detuvieron del brazo. Con palabras entrecortadas por las carcajadas, atinaron a calmarlo, pero aunque le explicaron que "prismáticos" no son "cámara", el persistió en sus trece y sólo consintió en dejarlo estar "si no usábamos ni una cámara, ni la otra..." Antes muerto, que ceder en la "santa" misión que le había sido encomendada. Y, aunque nuestros "salvadores", nos dieron toda clase de explicaciones, sin fotos nos quedamos. Desde entonces, hasta que los jubilamos, aquellos prismáticos se quedaron con el apodo de "la otra camara".
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Salud y fraternidad.

martes, 1 de julio de 2008

¡Aquellos chalados, con sus locos cacharros... y San Manuel Bueno!

¡Concentración de nostálgicos del 2CV! Un aire "pop" para el románico. Templo de Nuestra Señora del Azoque, s.XII-XIII, Puebla de Sanabria (Zamora). [Foto, 28 junio 2008].
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El otro día, la Xana Senábriga, dueña y señora del lago de Sanabria, andaba con ganas de broma y la tomó con nosotros. Al arribar a la Puebla de Sanabria, ¡zas!, nos topamos una caravana de nostálgicos del coche "2CV". Una docena, que no había encontrado marco más adecuado, a su colorista exhibición, que la plaza del templo. La ocupaban toda, los más afortunados aparcaron ante sus gradas, buscando la bendita sombra del monumento. Comprensible. ¡Porque hay que ver, lo que se calienta esa carrocería al sol! -Si lo sabremos nosotros, que tuvimos un "Diane6", primo hermano de éstos "cacharros"-.
Total, que si queríamos alguna foto del templo teníamos que inmortalizar con nuestra cámara, involuntaria pero obligatoriamente, los vehículos y a sus dueños. Porque no había modo, y gracias que la portada se pudo "retratar" de medio lado, mientras maldecíamos con sapos y culebras. En silencio, eso sí, que la educación es lo primero.
Luego partimos, raudos, pero prudentes. En busca de un lugar donde saciar el apetito y olvidar la impertinente caravana arcoiris.
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¡Hoy los tiempos adelantan...! Y los "buses" también. Monasterio de San Martín, 1150, San Martín de Castañeda (Zamora). [Foto, 28 junio 2008].
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Llegamos, al poco, a San Martín de Castañeda. Reparamos fuerzas, con ensalada de habones de La Puebla, trucha del Tera y cordero sanabrés, rematando con universales tocinillos de cielo, bajo un ameno y sombreado cañizo. Una delicia, vámos, pero la Xana seguía al acecho. Y cuando estábamos para marchar... ¡Aparecen los "chalados" con sus "cacharros"!
Aunque, por suerte la ídem vuelve a sonreirnos. Ellos no siguen camino, sino que se detienen a comer donde, nosotros, habíamos sacado el buche de mal año. ¡Bien!, dijimos, ¡apresurémonos antes que tomen el monasterio por asalto y no haya forma de sacar una sola foto!
¡Ay! ¡La Xana, desde el fondo del cercano lago, se carcajeaba de nuestra ingenuidad! Cuando nos regocijábamos por haber adelantado a la "troupe" de los 2CV, un inmenso autocar se coló de rondón ante el muro norte del monasterio. Pero eso no era todo, cuando cabizbajos llegamos allí: ¡Un coche, holandés, con su remolque-caravana, estaba a continuación del autocar!, gozando ambos de la románica sombra.
Allí estaban tan orondos, los holandeses, con su mesita, sus sillas y sus refrescos, en un frescor sombreado que nos "timaba" las fotos, de ese lado del crucero. Que, casualmente, es el lado bueno del monumento, donde se conserva mejor la arquitectura -aparte del ábside-.
Hicimos lo que pudimos, fotográgicamente hablando, y emprendimos el descenso. No dejamos de mirar, de reojo, las oscuras aguas del lago, con cierto rencor hacia la Xana y un cariñoso recuerdo para "San Manuel Bueno, mártir", unamuniano párroco de la sumergida aldea de Valverde de Lucerna...
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"San Martín de Castañeda,
espejo de soledades,
el lago recoge edades
de antes del hombre y se queda
soñando en la santa calma
del cielo de las alturas
en que se sume en honduras
de anegarse, ¡pobre!, el alma..."
(Miguel de Unamuno).
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Salud y fraternidad.