Es la lógica del absurdo: el cementerio es muy pequeño y, si se mantiene en uso, no queda más remedio que amontonar las tumbas. ¿Consideran los “expertos” que esta es la forma de “consolidar mil años de historia”? ¿Qué será lo siguiente, cuando el camposanto esté lleno, levantar nichos de diez o veinte plantas adosados al crucero y ábside? ¿Abandonar, por fin, el abarrotado cementerio, tras haber convertido el exterior del templo en un lugar estéticamente tétrico, lleno de filtraciones y humedades, para abrir entonces un nuevo camposanto?
.
Por mentir, o al menos exagerar, sobre esa "restauración", presumiendo falazmente de haber hecho algo que no ha hecho, sea condenado a picota y cepo, por tiempo indefinido. Y cuando la Madre Naturaleza lo reclame a su seno, que la tierra no le sea leve.
.
Salud y fraternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario