Templo de San Gil, Luna (Zaragoza), 1 noviembre, 13,36 p.m..
Cuando hablamos del simbolismo románico, hay un elemento, un símbolo primordial, que nos pasa desapercibido, no porque sea abstruso ni esotérico sino, precisamente, porque es tan evidente que nunca lo consideramos como lo que es: el símbolo de los símbolos. Lógicamente nos referimos a la luz, en concreto al escarceo de luz y sombra, el yin y el yang de una sola y misma cosa, pues ambas nociones, al igual que Dios y el Diablo, por separado no existen. Escarceo que se traduce en el “ludus” que la luz produce en las piedras románicas, y tengamos en cuenta las diversas concomitancias que el término “ludus”, juego, posee en latín.
En dicha lengua, una bailarina es “ludia”, porque se mueve con un ritmo que fascina, como la luz sobre las piedras al correr de las horas. “Ludibundus”, es alguien que bromea, que juguetea con los conceptos, tal cual hacen claridad y sombras entre los sillares. Algo entretenido, divertido, es “ludicrus”, un espectáculo como el de la luz, labrando sugerencias sobre la piedra esculpida. Pero, a su vez, “ludificatio” expresa engaño y burla, los mismos que, con sus contrastes de claroscuros, nos hacen guiños desde las bóvedas a los pórticos. Por último, un “ludio” es un histrión o mimo, alguien que nos entretiene con sus visajes exagerados, mientras nos transmite un mensaje en clave... ¿Y no es eso lo que el edificio románico pretende?
Esperamos vuestra clemencia, para estas “luminosas” especulaciones que no pretenden ser filológicamente exactas, sino tan solo simbólicas, ni buscan agotar el tema, acaso únicamente acariciarlo...
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Templo de San Pedro, Mezonzo (A Coruña), interior hacia fachada oeste, 15 julio, 17,57 p.m..
La foto con flash mata la luz real, crea una falsa oscuridad, que en el interior del templo no existe, y dota de engañosa luminosidad el primer plano.
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Al anular el flash, todo el poder evocador de la luz penetran por la ventana oeste, recrea la auténtica atmósfera ideada por el Magister. Mundos sutiles, “ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón”, bailan en el rayo de sol poniente, nos bañan en la dorada calidez, espiritual, románica..
Templo de Santiago, Betanzos (A Coruña), interior de la torre, 21 julio, 11,27 a.m.
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Aquí por el contrario, la luz de flash crea una falsa claridad, en un espacio tan reducido como es la escalera de caracol, crea perfiles violentos que matan la espesa atmósfera de recogimiento.
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Con luz natural, la que penetra a través de la aspillerada ventana, se restaura la suavidad de la penumbra mediante angulosidades suaves, que aligeran el peso de las opresoras sombras.
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Monasterio, Santa Cruz de la Serós (Huesca), 2 noviembre, 15,12 p.m.
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Templo de Santa María, Piasca (Cantabria), 31 marzo, 19,15 p.m.
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Pero no es solo el volumen interior de los templos, el que “baila” con la evolución de luces y sombras, es todo el conjunto, desde el volumen más amplio a la piedra más pequeña. No es lo mismo, por ejemplo, vivir los canes al contraluz del atardecer, que bajo el aguacero primaveral.
.“Luz perfecta, de la tarde,
geométrica, lineal.
Luz en que la luz florece,
mágica, infinitesimal.
Luz perfecta, que declina,
matemática, visual.
Luz en que la luz termina,
promesa de un retornar”..Lux aeternam, lux perpetua... El que quiera entender, que entienda.
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Salud y fraternidad.