Monasterio de la Mare de Deu de Montserrat, la Moreneta (Barcelona). [Diapositiva 14 agosto 1990].
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Dicen las leyendas, que Dios mandó sus ángeles a Montserrat, para hacer un santuario, donde habitase la presencia de la Virgen entre los humanos. Primero, bajó el arcángel san Miguel, para destruir un templo que allí había, dedicado a la diosa Venus. Después, llegó una legión de ángeles, quienes serraron la montaña -acción que le dio su nombre-, para despejar el terreno y sacar la piedra con que luego levantaron el santuario, más las casas de los ermitaños que habían de cuidarlo.
La leyenda, auténtica poesía de la Historia, nos revela muchas veces más verdades que las propias crónicas. Al margen de vestuario y decorados, queda claro que, esta montaña tan especial, fue en tiempos de la Religión Antigua un lugar de adoración a la Madre Tierra. Adoratorio y divinidad, que fueron sincretizados en el templo y efigie de la Mare de Deu de Montserrat. Por si no estaba "claro", la "oscuridad" de la Moreneta, una Virgen Negra, lo proclama silenciosa pero firmemente.
A veces sucede que, los templos, mueren de abandono, pero otras perecen bajo el influjo de su fama. Del precioso santuario románico solo subsiste una portada, muy maltratada, pues en el siglo XVI se levanta un edificio más grande para atender las demandas del creciente número de pregrinos. Luego, el peso de la Historia, aplastando todo cuanto se le pone por delante, y los reconstructores, aplastando lo restante, nos trajeron hasta el conjunto de edificios actuales. Por suerte, el valor de Montserrat, la montaña, y Montserrat, la Virgen Negra, no está en las construcciones, sino en el enclave mismo. La espiritualidad, energía telúrica, corrientes magnéticas o como queramos llamarlo, brota de las piedras y lo envuelve todo. Sólo hay que tener el alma como una esponja y empaparse, hasta la última fibra, con los latidos de la Madre Tierra, cuyo pulso es aquí tan evidente. Que el templo esté decicado a Venus o la Virgen, da igual, Montserrat no es una imagen concreta, es un estado interior. Como dijo Goethe "En ningún lugar hallará el hombre la felicidad y la paz si no es en su propio Montserrat".
1 comentario:
Que maravilla y que fortuna poder ESTAR alli. Aunque bueno, la madre esta en todos lados.
Saludos
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