miércoles, 20 de mayo de 2009

“Ludus lux...”

Templo de San Gil, Luna (Zaragoza), 1 noviembre, 13,36 p.m.
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Cuando hablamos del simbolismo románico, hay un elemento, un símbolo primordial, que nos pasa desapercibido, no porque sea abstruso ni esotérico sino, precisamente, porque es tan evidente que nunca lo consideramos como lo que es: el símbolo de los símbolos. Lógicamente nos referimos a la luz, en concreto al escarceo de luz y sombra, el yin y el yang de una sola y misma cosa, pues ambas nociones, al igual que Dios y el Diablo, por separado no existen. Escarceo que se traduce en el “ludus” que la luz produce en las piedras románicas, y tengamos en cuenta las diversas concomitancias que el término “ludus”, juego, posee en latín.
En dicha lengua, una bailarina es “ludia”, porque se mueve con un ritmo que fascina, como la luz sobre las piedras al correr de las horas. “Ludibundus”, es alguien que bromea, que juguetea con los conceptos, tal cual hacen claridad y sombras entre los sillares. Algo entretenido, divertido, es “ludicrus”, un espectáculo como el de la luz, labrando sugerencias sobre la piedra esculpida. Pero, a su vez, “ludificatio” expresa engaño y burla, los mismos que, con sus contrastes de claroscuros, nos hacen guiños desde las bóvedas a los pórticos. Por último, un “ludio” es un histrión o mimo, alguien que nos entretiene con sus visajes exagerados, mientras nos transmite un mensaje en clave... ¿Y no es eso lo que el edificio románico pretende?
Esperamos vuestra clemencia, para estas “luminosas” especulaciones que no pretenden ser filológicamente exactas, sino tan solo simbólicas, ni buscan agotar el tema, acaso únicamente acariciarlo...
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Templo de San Pedro, Mezonzo (A Coruña), interior hacia fachada oeste, 15 julio, 17,57 p.m.
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La foto con flash mata la luz real, crea una falsa oscuridad, que en el interior del templo no existe, y dota de engañosa luminosidad el primer plano.
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Al anular el flash, todo el poder evocador de la luz penetran por la ventana oeste, recrea la auténtica atmósfera ideada por el Magister. Mundos sutiles, “ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón”, bailan en el rayo de sol poniente, nos bañan en la dorada calidez, espiritual, románica.
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Templo de Santiago, Betanzos (A Coruña), interior de la torre, 21 julio, 11,27 a.m.
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Aquí por el contrario, la luz de flash crea una falsa claridad, en un espacio tan reducido como es la escalera de caracol, crea perfiles violentos que matan la espesa atmósfera de recogimiento.
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Con luz natural, la que penetra a través de la aspillerada ventana, se restaura la suavidad de la penumbra mediante angulosidades suaves, que aligeran el peso de las opresoras sombras.
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Monasterio, Santa Cruz de la Serós (Huesca), 2 noviembre, 15,12 p.m.
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Templo de Santa María, Piasca (Cantabria), 31 marzo, 19,15 p.m.
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Pero no es solo el volumen interior de los templos, el que “baila” con la evolución de luces y sombras, es todo el conjunto, desde el volumen más amplio a la piedra más pequeña. No es lo mismo, por ejemplo, vivir los canes al contraluz del atardecer, que bajo el aguacero primaveral.
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“Luz perfecta, de la tarde,
geométrica, lineal.
Luz en que la luz florece,
mágica, infinitesimal.
Luz perfecta, que declina,
matemática, visual.
Luz en que la luz termina,
promesa de un retornar”.

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Lux aeternam, lux perpetua... El que quiera entender, que entienda.
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Salud y fraternidad.

10 comentarios:

Pilar Moreno Wallace dijo...

Precioso todo: imágenes y letras. Es un verdadero placer poder compartirlo.

Syr dijo...

LA LUZ es elemento "arquitectónico" para el constructor del románico que intenta hacerla "pasar" por tres ventanas en el ábside significando que, como la Trinidad, entran tres haces de luz pero la luz es una sola, y al penetrar sobre el altar a hora prima, asemeja lux mundi, con lo que el fiel que entra al templo se siente sobrecogido por la iluminación, deslumbrado por la luz, material y mística; esa mística en que la inmaterialidad humana impide el acercamiento a la luminosa inmaterialidad de Dios, y por ello todos los recursos técnicos y estilísticos se combinan en una forma que tiene como fín elevar el alma del espectador a Dios.

En los aleros exteriores y en el flahs, la luz transporta sensaciones al peregrino ávido cazador de sensibilidades.

pallaferro dijo...

Y es que la luz llega a todas partes, tal vez aquí podamos encontrar un matiz más del “Ego Sum Lux Mundi” que nos muestra el Pantocrator.

Un saludo a todos, que ando muy liado pero hoy he visto la luz

Manuel Trujillo Berges dijo...

Vaya, tengo unos cuantos antepasados bautizados allí, y en cambio es una de las pocas iglesias de las Cinco Villas que no conozco. Gracias por tan bellas imágenes, Alkaest,

Baruk dijo...

Qué el que quiera entender entienda, dices?

Pero si ....Et lux in tenebris lucet!!!!


Saludines luminosos

Alkaest dijo...

"Et lux in tenebris lucet".

También hay polillas que revolotean alrededor de la luz, cegadas o atraidas por su magnetismo, hasta que se acercan demasiado, la luz quema sus alas y caen al abismo del olvido...
Otros bichejos, en cambio, prefieren reptar bajo las piedras, porque aman la oscuridad, y cuando les da la luz mueren.
Un tercer grupo de seres, prefiere la "aurea mediocritas", el perfecto equilibrio, un ratito de luz y otro poquito de oscuridad...

Porque como dijo, Lucius Apolinaris de Efeso, el Viejo: "Si es que hay gente pa'tó..."

Salud y fraternidad.

Pilara dijo...

En el claroscuro está la virtud y en tu foto de la escalera de caracol iluminada con luz natural se comprueba a la perfección.
En ese ambiente de penumbra, la oscuridad te envuelve, tus ojos son "respetados", se agudizan tus sentidos y hay suficiente claridad que guía tus pies al peldaño, apenas insinuado, evitando así un "mal paso" ...
La foto con el flash, pierde la magia, tiene una dureza que daña.

Me parece toda una metáfora visual... ¡Muy bonito!

Alkaest dijo...

¡Compadre Pallaferro, no me tires de la lengua!

"Ego sum lux mundi..." ¡Vale, pero hay que ver como corre el contador, de esa luz, que nos instaló la empresa distribuidora...!

Salud y fraternidad.

Polvorilla dijo...

Todo eso sobre la luz, está muy bien, pero creo, que la luz, sobre todo, es belleza. Por eso he elegido a K.Gibran que la define mejor que yo:"la belleza es la vida cuando la vida revela su rostro sagrado" ¿y qué más sagrado que esas piedras talladas por manos expertas?

chis dijo...

Como otras empresas distribuidoras eléctricas instalan potentes focos en el interior de las iglesias, nos perdemos en muchas ocasiones esa luz natural, tamizada, que penetra sin abolir las sombras, el contraste y el misterio.
Preciosas fotos.
Yo, como Manuel Trujillo, también iré a conocer San Gil de Luna
Un cordial saludo