martes, 13 de diciembre de 2011

Morenglos, un tesoro perdido. [Historia de un despoblado].

En las serranías norteñas de Guadalajara, muy cerca de Alcolea de las Peñas, destaca la silueta de un peñasco, sobre el que se alzan los restos de un airoso, enigmático, torreón medieval... 

Si recorremos los páramos de Atienza (Guadalajara), que anteceden a la Sierra Gorda fronteriza con Soria, descubriremos que allí se yerguen unas melancólicas ruinas, sobre las que, por los pueblos vecinos, circulan mágicas leyendas, aunque sus habitantes ya no recuerden ninguna otra historia sobre dicho lugar. Se trata, del despoblado de Morenglos.
Dicen los lugareños, que el pueblo de Morenglos quedó deshabitado a causa de "una plaga de termitas", ocurrida, según unos, por los hechizos de una bruja envidiosa, según otros, por castigo ejemplarizante de Dios a causa de los pecados de sus vecinos.
También hablan sobre viejos tesoros de los godos, custodiados por fantasmas en las cuevas del lugar, aunque nadie haya encontrado nunca nada, por más que excavasen allí durante siglos.

El extraño peñasco, pétreo pedestal del torreón, esconde celosamente sus misterios, aunque nos muestre alguna que otra pista...

Todavía está por hacer un profundo estudio, sobre el poblamiento de estas comarcas en la antigüedad. Por aquí abundan los castros celtíberos y las villas romanas, que ocuparon luego visigodos, musulmanes y mozárabes. 
Existen bastantes señales de que, en su origen, hacia el siglo VI, Morenglos fue un eremitorio visigodo -en el cercano "Cerrado de las Monjas", existe una necrópolis visigoda, establecida junto a una villa romana-, que durante los siglos X y XI estuvo vinculado a los mozárabes, y posteriormente se transformó en lugar de repoblación castellana. Resulta muy semejante a los eremitorios del norte de Palencia, Burgos y La Rioja, y no es aquí un caso aislado, debemos tener en cuenta las cuevas-eremitorio de "la Celda" o "la Cárcel" en el cercano Alcolea de las Peñas, o las de "los Corrales" en el vecino Tordelrábano.

En las noches de luna llena, formas vaporosas vagan entre las ruinas, se escuchan inquietantes susurros, y las buenas gentes evitan pasar por las cercanías...

Este conjunto, se estructura en dos enclaves bien diferenciados. El primero, al oriente, es la roca sobre la que se alza el templo románico, rodeado de sepulturas antropomorfas y excavaciones rupestres. El segundo, unos cien metros al occidente, es otra eminencia rocosa con restos de cuevas y construcciones.
Del templo románico, dedicado al Salvador, se conserva únicamente el muro oeste de la torre-campanario, sita a los pies del edificio. En la cara norte de este elemento, queda la base del husillo, con escalera de caracol, que permitía el acceso a las estancias superiores y al cuerpo de campanas. En el piso bajo de la torre, hay una estancia abovedada, que se supone actuaba de baptisterio.
Tuvo una sola nave, de regular tamaño, con ábside semicircular coronado de canecillos, y portada al sur. Estructuras de estilo románico, relacionadas con la arquitectura de repoblación castellana, del s.XII, que nos hablan de la presencia de un sustancial grupo de colonos.
  
El lienzo oeste de la torre, último retazo de una grandeza desaparecida, aunque se desmorona lentamente, conserva un no sé qué de hidalgo empobrecido, pero digno...

La explanada, junto al muro sur del templo, concentra el conjunto sepulcral, excavado en la roca, consistente en tumbas cuadrangulares, unas de tipo "bañera" y otras antropomorfas, algunas de las cuales presentan un elemento poco corriente: el rebaje lateral del borde, para el encaje de las lápidas. Son de varios tamaños, para adultos y niños, orientadas de oeste a este.
En la base de la pared rocosa, que limita este sector, hay una serie de excavaciones que delatan el tipo de construcción utilizado: casas de adobe y entramado de madera, apoyadas en la roca, cuya pared de arenisca se excava para crear estancias adicionales, alacenas, silos, cisternas, establos, e incluso chimeneas. Todo lo cual se encuentra hoy, o cegado por rellenos de tierra, o cubierto por la maleza.

La arquería del cuerpo de campanas, cual ojo ciego de un cíclope de piedra, mira sin ver, hacia los infinitos horizontes, mientras sus piedras mantienen un equilibrio imposible...

El sector occidental, conserva en su afloramiento rocoso signos semejantes: mechinales de las vigas y oquedades varias, en las cuales se encastrarían las habitaciones de adobe y madera, con sus accesorios. Aquí hubo al menos cinco viviendas excavadas en la arenisca, actualmente cegadas todas con relleno, aunque sobrevive una cueva, con dos estancias, sustentadas por un pilar, y restos de cubiertas de madera. En esta zona también existieron enterramientos, pero los sepulcros están deteriorados por construirse viviendas sobre ellos.
Poco más puede decirse sobre los restos del enclave, sin recurrir a la intervención arqueológica. Por su parte, la documentación antigua sobre Morenglos es tan escasa como los restos físicos que afloran en el lugar. Dichos papeles, se concentran esencialmente en el Archivo Histórico Diocesano de Guadalajara y el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara. 

El lugar sagrado de Morenglos pasó, de retiro eremítico visigodo, a refugio de pastores, cobijo de vagabundos, campa de mozos enredadores, cueva de bandoleros, depósito de contrabandistas, y dominio de espíritus errantes...

Las primeras referencias escritas, que nos quedan sobre Morenglos, son bastante tardías, ya que comienzan mediado el s.XIII, cuando con el nombre de "Moregnos", figura en un documento de 1269. Así reaparece en 1301, en el elenco de parroquias que conforman la Mayordomía de la Mesa Capitular de la Diócesis de Atienza. En 1345, Pedro Martín, su párroco, comparece como testigo en un pleito con la villa de Atienza. En 1353 se recoge en el censo parroquial de la Diócesis de Sigüenza, bajo el nombre actual de "Morenglos".
Extrañamente, cuando en 1365 se realiza una relación de parroquias de la zona, no se cita Morenglos. ¿Quizá porque en esa época carece de sacerdote, debido a un notable descenso de su población? En cualquier caso, parece que a partir de aquí se inicia su sostenida decadencia, con notables altibajos, pues unas veces es citado casi como despoblado, y otras el censo de vecinos aumenta. Su categoría como parroquia, aparece y desaparece de los censos a tenor del número de vecinos que posee en cada ocasión.

La estancia inferior, de la torre, se va cegando poco a poco con los escombros del arruinado templo. El espacio que sirvió como baptisterio, es ahora morada ocasional de lechuzas y murciélagos...

Su historia posterior, denota que a partir de este momento el lugar contará con una población "flotante", o circunstancial, que ocupaba el lugar por un tiempo y se marchaba en cuanto surgían oportunidades de mejora en otro lugar.
Al paso de los siglos, el recuerdo del enclave se vuelve tan borroso como sus piedras y, cual Guadiana, aparece y desaparece de los documentos. ¿Tal vez porque éstos se han perdido, o por la poca importancia del lugar?
En 1650, se cita en un pleito por cierta campana que, Morenglos, prestó al vecino Alcolea de las Peñas y nunca le fue devuelta. En 1681, se realizan reparaciones en el campanario del templo, según el Libro de Fábrica de Morenglos, y en 1695 se trajo una campana nueva, lo que demuestra que el templo continuaba en uso porque había vecinos suficientes para ello.

En un destructor trabajo coordinado, el viento y la lluvia han moldeado los viejos sillares del baptisterio, la simbólica pila románica se ha esfumado, pero aún se respira aquí una espesa presencia ancestral...

Las citas documentales escasean cada vez más, Morenglos aparece nombrado en 1705, en la compra-venta de una casa. Hacia 1722, parece que el lugar está prácticamente despoblado, el Santísimo Sacramento es retirado del templo y llevado a la parroquial de Alcolea de las Peñas. Los escasos vecinos, han de ir allí si quieren asistir a los oficios religiosos. Esto es recogido por el Catastro de Ensenada, donde se afirma que, en 1753, Morenglos contaba con "tres vecinos".
Sin embargo, por esos vaivenes poblacionales, ya citados, en 1767 sus habitantes han aumentado lo suficiente para pedir que se restituya al templo el Santísimo Sacramento y el culto, pues no quieren sufrir las incomodidades de cruzar el arroyo, muchas veces crecido, que les separa de Alcolea, cuando desean acudir a misa.
Con dicho motivo, tiene lugar una "visita regular" del cura de Tordelrábano, don Juan Cebolla, acompañado del notario de Paredes de Sigüenza, don Juan de Dios Luzia, y el alcalde de dicha villa, don Pedro la Fuente, quienes dan fe de existir ahora "cuatro vecinos censados, que con sus familias forman un total de catorce personas".

Dicen unos, que en estas tumbas se enterraron los primitivos eremitas visigodos, dicen otros, que aquí recibieron sepultura los ricos del lugar. En cualquier caso, eso ya no importa, ahora todos son polvo y olvido...

En la "visita", el padre Cebolla escribe: "pasé a la iglesia de Morenglos a verla y reconocerla, su ajuar y sus llabes y zerraduras..." Luego describe al detalle el estado del templo, con sus bienes.
Así, nos enteramos de su buen estado general y de que se conservaba la pila bautismal románica, pero carente de pie y base. Tenía un digno mobiliario sacro, bien abastecido, con hermosas imágenes. Aunque los tejados y el suelo necesitaban reparaciones, por valor de 40 ducados. Contaba además con un rico patrimonio, de fincas rústicas, cuyos réditos bastaban a mantener el templo, dado los pocos gastos que generaba.
Después de estos informes favorables, el culto es restituido en Morenglos hacia 1768 ó 1769.

Cuentan algunos, que aquí fueron enterrados quienes murieron por causa de la plaga de termitas que, por hechizo de una bruja envidiosa, arruinó el pueblo y asoló sus campos...

Los textos antedichos, de fines del s.XVIII, desmienten las apresuradas afirmaciones de algunos autores, sobre que sus arruinadas piedras habían sido desmontadas y reutilizadas para la obra de San Juan del Mercado, en la villa de Atienza, realizadas entre 1548 y 1670, más de doscientos años antes.
Esta equívoca noticia -actualmente muy repetida, sin contrastarla- parece derivar de una mala interpretación del siguiente texto de Francisco Layna Serrano, (Historia de la Villa de Atienza, Guadalajara 2004, p.401), donde los diversos "copistas" confunden la mención de las "canteras" con las "ruinas" del despoblado:
   "En 1629 se empiezan a consignar pagos al maestro Peña, yerno de Llamas, y ese mismo Peña ajustó en 1630 traer piedras de las canteras de Los Morenglos, despoblado cercano a Alcolea de las Peñas, ayudándoles varios oficiales vizcaínos que labraron los sillares de la portada y columnas del templo..."
Bien claro se dice, que la piedra procedía de las canteras, donde se tallaron in situ, no de un templo en ruinas utilizado como cantera. Además, los documentos conservados dan fe de que el templo seguía en pie y con culto activo, hacia 1768, como acabamos de comprobar.

Y no falta quienes afirmen que, en uno de tales sepulcros, apareció enterrada la milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Artesilla, oculta allí desde tiempos de moros...

En 1800, el lugar estaba todavía habitado, pues existe una denuncia sobre cierto vecino, acusado de agredir al guardés del ganado de Tordelrábano. A este pueblo se trasladó la última vecina de Morenglos, en 1803.
De 1807 son las últimas referencias, en el Libro de Fábrica de Morenglos, diciendo claramente que el lugar está despoblado.
Como si fuese un fantasmal arcaísmo, Morenglos es citado en 1827, con datos ya caducos y claramente anteriores a la ruina del lugar:
   "Morenglos. L.S. de España, provincia de Guadalajara, partido de Sigüenza, A.P., 7 vecinos, 32 habitantes, 1 parroquia. Situado en los confines orientales de esta provincia con la de Soria, lindando con los pueblos de Cercadillo, Morazobel y Tor del Rábano. Produce trigo, cebada, avena y ganado lanar. Dista 4 leguas de la cabeza de partido. Contribuye con 94 rs, 30 mrs". (Sebastián de Miñano Bedoya, Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal. Madrid 1827, Tomo VI, p.148).

La roca madre, sobre la que se asienta el templo, está agujereada con las covachas de los eremitas, que luego fueron habitación de los vecinos. Y ahora, espacio para sobrenaturales manifestaciones de almas en pena...

La cita final data de 1850. En el Diccionario de Madoz es nombrado como "Torre Morango", término corrompido, que luego recogen los mapas del Servicio Cartográfico del Ejército y del Instituto Geográfico Nacional.
El pueblo, que entonces pertenecía al Conde de Coruña, está completamente en ruinas, y su templo del Salvador, aunque muy maltrecho, mantiene precariamente parte de su románica figura, de la que llaman la atención al señor Madoz su agrietada torre y el derrumbado husillo, con escalera de caracol, para subir a las estancias superiores y al cuerpo de campanas. (Pascual Madoz, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar. Madrid 1845-1850).

El tiempo implacable, va royendo la roca, derriba los pocos sillares restantes, ciega las tumbas. La maleza lo cubre todo, y este tesoro, de arte y tradiciones, desaparece enterrado en el olvido...

A partir de aquí, la ruina del edificio se acelera. Las posesiones materiales del templo de San Salvador de Morenglos se repartieron por los pueblos aledaños, sus piedras sirvieron a los vecinos para levantar casas, cercados, huertas, cuadras...
Hoy, de todo aquello, la única reliquia cierta es la "Virgen de la Artesilla", conservada en la parroquial de Tordelrábano, cuya advocación le viene de estar expuesta en una hornacina, parte de un desaparecido retablo, que tiene forma de "artesa".
Esta imagen, del s.XVI, es sustituta del perdido ejemplar románico, que la leyenda sitúa aparecido en época visigoda, o musulmana, y "muy hacedora de milagros". Ella es el último eslabón con las ninfas de los arroyos, los trasgos del bosque, las hechiceras de las cuevas, y todos los personajes mágicos de la Antigua Religión, que habitaron estas comarcas hasta época no tan lejana...

[Post scriptum. El Cronista Provincial de Guadalajara, D. Antonio Herrera Casado, en su obra El Románico en Guadalajara, Ed. AACHE 1994, p.61, dice: "Morencos, un despoblado cerca de Alcolea de las Peñas...", refiriéndose al que todos conocemos como Morenglos. Tratándose de un investigador tan meticuloso, resulta chocante esta equivocación, a menos que se trate de una errata de imprenta, de la que ningún escritor está libre. Apoya nuestra suposición, el hecho de que en la página web "Los escritos de Herrera Casado. Rumbo Guadalajara", en el artículo "Viaje a los pueblos que ya no lo son", 22 mayo 2009, su autor habla de varios despoblados y entre ellos cita el de "Morenglos", correctamente escrito].

Salud y fraternidad.

12 comentarios:

juancar347 dijo...

Es indudable que aquí nos haces una exposición histórica de lo más completa y apasionada, dada la dificultad intrínseca en obtener datos sobre tan peculiar lugar. Me llama la atención, y así te lo recuerdo porque fuiste precisamente tú quien me lo confió a mí en Burgos, la leyenda de las hormigas y termitas en relación a la ermita de Nª Sª de las Naves, cercana a Quintanilla del Coco y Barriosuso, en la denominada 'ruta de las ermitas'.
Por otra parte, me resulta particularmente interesante tu última reflexión sobre la imagen románica desaparecida y su relación con los últimos conatos de la Antigua Religión. Y por supuesto, tomo debido detalle del nombre del despoblado, Moranglos y no Morancos, y agradezco una escrupulosidad que, en el fondo, no hace si no confirmar tu gran valía como autor e investigador. Un abrazo, Magister

Alkaest dijo...

Tienes toda la razón, esa leyenda sobre pueblos abandonados, por culpa de una plaga de "gafuras", es decir bichejos variados, se repite por los despoblados de Burgos, Soria, y muchos otros lugares. En general, se atribuye a una maldición o encantamiento brujeril, que es la forma en que el pueblo llano razonaba sobre fenómenos que le eran desconocidos. Cuando la realidad es que, muchas veces, se trataba de "plagas" que hoy conocemos perfectamente, como el paludismo, etc.
Pero debemos recordar, que el mundo antiguo miraba la naturaleza y sus fenómenos con "ojos mágicos".

En cuanto a tus alabanzas sobre mi pequeño trabajo recopilatorio, ¿qué puedo decir?, salvo un eufórico, ¡tómate algo, y que lo apunten a mi cuenta...!

Salud y fraternidad

juancar347 dijo...

Pues me lo pienso tomar y lo vas a pagar tú, que yo sé que cuando quieres eres cariñoso con el discipulillo. Ahora bien, que quede que no es un halago gratuito: si no te lo merecieras, me lo hubiera ahorrado. Lo que sí pienso es que habrá que darse un garbeo por el pueblo donde dicen que se llevó el retablo y la virgen (moderna) que representaba a Moranglos. Quizás en lo que poco que quede, hallemos interesantes pistas. El lugar, por otra parte, me impresionó; no sé, tiene su puntillo, no sólo por lo poco que queda, sino por las oquedades de más abajo, que se supone formaban parte de los hogares del pueblo y posiblemente se remonten a época visigoda. Las marcas de cantería de la torre, aunque tocadas por el gracioso de turno, también son interesantes. A la próxima, podemos preguntar en Alcubilla y de paso, tratar de ver la iglesia por dentro. Muchas veces, como bien sabes, se encuentra uno sorpresas que no espera. Me voy a tomar esa copita de tu parte...

Alkaest dijo...

Pendiente queda, para cuando crezca la luz diurna, una nueva exploración de Morenglos y alrededores.

Y prometo convidar a ese Rioja, aunque yo prefiero un Ribera... porque cada quien es cada cual.

Salud y fraternidad.

Paco Torralba dijo...

Estoy con JuarCar: una delicia tu entrada.
Y como me sonaba el nombre, que por cierto, lo habéis llamado de cuatro maneras: Moranglos, Morenglos y hasta Morancos y Morencos,he ido a buscar mas información al libro de Herrera Casado y ¡no viene nada!. Por lo menos en la página 61, que es la que citas. No sé si es el mismo libro. Este se llama El Románico DE Guadalajara, de dicho autor.
Salu2

Alkaest dijo...

Apreciado Paco Torralba.
Como deja clara la documentación, el nombre del lugar es, al menos desde el s.XVII, "Morenglos", y todo lo demás son corrupciones del mismo.

El libro de Herrera Casado, es el que cito, "El Románico de Guadalajara", una edición de bolsillo, de ediciones AACHE, Guadalajara 1994, colección "tierra de Guadalajara" nº 11, y la cita viene en su p.61 en el epígrafe "otros templos de la Sierra de Pela, donde habla de Romanillos de Atienza, "Morencos", Hijes, etc., si tu tienes otra edición consulta en el "índice topográfico" por "Morencos".
________

Y usted, don Juancar347.
Que me tiene revolucionado al personal, con sus disparatadas erratas toponímicas (¿Morancos?).
A ver si acaba de escribir correctamente el nombre de "Morenglos", porque no solo le voy a retirar el convite a tinto, sino que le mandaré copiar, mil veces, el susodicho "Morenglos", hasta que se le grabe en las neuronas de forma indeleble.

Salud y fraternidad.

juancar347 dijo...

Por favor, tranquilidad en las masas, que el nombre, Morenglos, ya se me ha quedado grabado, aunque no lo haya rectificado todavía en mi entrada. Ratifico el dato de Herrera Casado, Paco, con el libro en la mano. En efecto, es en la página 61, dentro del epígrafe citado por Alkaest, 'Otros templos de la Sierra de Pela'. La edición, en efecto, también es de bolsillo, de Ediciones aache (tierra de Guadalajara/11)siendo, al menos la que yo tengo, una 2ª edición del año 2003. Y en efecto, lo cita como Morencos, no Morancos. Quizá en esto, sea mea culpa. Ahora bien, el tinto no lo perdono, así que, estimadísimo Alkaest, ya te estás rascando el bolsillo. Y además, invitar al personal que se moja en la presente entrada, que para eso estamos en vísperas de ese solsticio de invierno que tanto te gusta...

Paco Torralba dijo...

Valeeeeeeee, Morenglos¡¡¡
Aunque casi cuesta decirlo, eh??
Y veo daños colaterales: a Juancar le llamo Juarcar ¿será contagioso esto???
También tenemos lío de libros. El mío es El Románico de Guadalajara, Ed
Salu2iciones aache/1991 pero de la colección Glosario Provincial, concretamente el número IV.Y lógicamente no viene nadade lo que decís. Es otro.
En lo del vino, ahí si que nos podemos poner de acuerdo. Ya sea en solsticio... o no.

Paco Torralba dijo...

¿Véis lo que os digo?
Al copiar/Pegar me han salido los Salu2 en medio de la perorata.
¡Contagioso, seguro!!!
Salu2

Agapito dijo...

Sin ánimo de añadir confusión y después de la obligada felicitación al Maestro por tan completo trabajo, he de decir que tenía en mi agenda visitar el lugar de Morenglós, con acento en la última Ø y otros dos que se encuentran cercanos a Alcolea, llamados Salinillas y Tordelrey, a más de un castro llamado "del Perical" que excavó el marqués de Cerralbo en el pueblo que por algo se llamará "de las peñas"

Alkaest dijo...

¡Pues vale, tinto para todos! ¡Moza, traiga su merced una jarra de lo añejo!

Aunque advierto, si en estado sóbrio nos hemos montado ese lío con el nombre de Morenglos,¿como lo llamaremos, después de haber trasegado varias jarras de lo añejo?

Compadre Agapito, en esto de los nombres antiguos siempre hay leña que echar al fuego. Pero como aquí somo muy demócratas, admitimos el que por mayoría se utiliza de antaño, que es el de "Morenglos". Y damos venia, para que cada quien utilice el nombre que más le acomode, sin menoscabo del gusto ajeno. Que no hemos de discutir, por un quítame allá esas pajas toponímicas.

Salud y fraternidad.

Anónimo dijo...

Gracias por el estudio y comentarios sobre Morenglos, como dueña de esta roca y ruinas, acepto ideas para reabilitar,manteniendo su identidad.
Un saludo