martes, 11 de noviembre de 2008

Románico con más conchas que un galápago...

Templo de San Miguel, Caltojar (Soria). [Fotos 31 octubre 2008].
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El viajero puede contemplar el templo de Caltojar (Soria), extasiarse con su peculiar belleza, y aquí paz y después gloria... Pero la cosa no es tan sencilla.
Y no lo es porque, el edificio, presenta una serie de signos que evidencian un pasado tortuoso. Cuando lo descubrimos, hace veinticinco años, nos resultó chocante, y hoy nos afirmamos en tal apreciación. Lo que, a simple vista, parecen peculiaridades constructivas, si nos fijamos con detenimiento, dan cuenta de los turbios manejos que tuvieron lugar en sus elementos arquitectónicos. ¿Se debe a que fue construido, al iniciarse el s.XIII, en una época de convulsa transición?
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El primer chasco es la perspectiva del lado Este, con el magnífico ábside “lombardo” y sus desfasados canes “mozárabes”. Perdón, ábsides, en plural, porque debía tener tres. ¿Cómo, que solo ven uno en la foto? Muy sencillo, ello se debe a que, los absidiolos laterales, han sido devorados por tardías estructuras –quizá del XVII o XVIII- que utilizaron los mismos sillares. ¿Sacados de otras partes del edificio?
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Restos visibles del pequeño ábside norte.
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El absidiolo correspondiente al sur fue demolido, y el norte quedó reducido a un fragmento semioculto. Al interior, ambas estructuras están cubiertas por sendos retablos que ocultan el desaguisado. La torre, románica, fue también muy transformada, aunque conserva la traza.
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Fijémonos, ahora, en la fachada sur. El cuerpo saliente que acomoda la portada, tiene un tejaroz de canes a base de rollos, como el resto del edificio, pero aquí los centrales, los que caen sobre la chambrana de la portada, han sido burdamente rotos para acomodar la curvatura del arco con cabezas de clavo. ¿Cómo es posible tal estupidez en una portada tan perfecta? Da la sensación de que falta una hilera de sillares, entre la chambrana y los canes, que ha obligado a destrozar éstos para acomodar forzadamente el tejaroz. ¿Es el resultado de alguna reforma?
No debemos fijarnos, sin embargo, en el distinto color de los sillares, los que aparecen grises es porque la erosión les arrancó el baño protector, de color, con el que los canteros medievales protegían los sillares endureciendo la piedra.
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Hay más notas chocantes, la serena simplicidad de las románicas arquivoltas con cabezas de clavo y dientes de sierra, contrasta con el “barroquismo” de los capiteles, prácticamente góticos, y la vulgaridad plana de los relieves, a base de hojas, en las jambas escalonadas de los intercolumnios.
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Por si fuera poco, el tímpano, que recuerda el de Santiago del Burgo en Zamora, está presidido por un ángel de rudeza tal, que no sabe uno si imaginarlo obra de un artista primitivo o de un torpe artesano arcaizante. Desdice por completo del resto, pero, a su vez, el capitel pinjante que se encuentra bajo tal escultura, dividiendo el tímpano geminado, es de nuevo pomposamente gotizante con su “florido florón”, por más que la pieza escultórica del ángel parezca introducida con calzador entre las demás dovelas del tímpano. Item mas, ¿por qué lleva un bastón, que parece vara de constructor, en lugar de lanza o espada? ¿Por qué se protege tras un escudo, de sospechosa estructura céltica? ¿Qué gesto es el que hace con su mano derecha? ¿Y por qué falta el sillar original que estaba sobre la cabeza del ángel...?
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Regresando a las arquivoltas, hay un detalle que suele pasar desapercibido, los dientes de sierra llevan un baquetón curvo en su borde y tras él un surco, en todos sus picos. No, en todos no. De ellos, sólo veinte responden a este esquema. Uno, el segundo empezando por la izquierda, ha convertido el pequeño surco en grueso calado, como se ve en la foto, dejando el trozo de baquetón exento. ¿Por qué? ¿Acaso el cantero pensaba hacer ese trabajo en toda la arquivolta, pero hubo que terminar la obra aprisa y corriendo? ¿O se trata de un guiño, un signo, una clave que el artista medieval nos ha dejado para indicarnos algún sentido oculto?
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Otros elementos, como el rosetón occidental decorado con ojas de acanto, la sencilla portada norte a base de capiteles vegetales, o una parte del ábside, están tan maltratados por el desgaste de los siglos, que no es posible analizar sus disonancias con ecuanimidad.
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No obstante, una ventanita en el lado norte del presbiterio, presenta su arco superior tallado con un sogueado y relieves vegetales –todo ello muy desgastado-, aunque el brusco corte del sillar en sus laterales, da idea de que puede proceder de otra parte del edificio y ha sido reutilizada.
Es todo tan sereno y tan confuso, tan cisterciense, pre-gótico y arcaizante a un tiempo. Tan “lombardo” al par que “borgoñón”. Tan normal y tan extraño. Eso, sin contar lo que esconde en su interior...
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Salud y fraternidad.

9 comentarios:

Baruk dijo...

Ese San Miguel siempre me pareció peculiar, de hecho un San Miguel sin dragón no es un San Miguel.

A menos que quiera representar al Angel guardián de la puerta del Paraíso, aunque si fuese así, creo que le falta la espada flamígera.

.. la habrá perdido?

Salud y románico

Alkaest dijo...

Por la postura de su mano derecha, podría ser. No está claro si la tiene bendiciendo, algo más bien raro en un ángel, o sujetaba una espada que le han robado. Claro que, en ese caso, ¿para qué necesita una lanza si ya tiene espada? Mucho arsenal es ese, para tan celestial indivíduo.

Este templo está lleno de inquietantes enigmas...

Salud y fraternidad.

Anónimo dijo...

Pues ya nos contará en otra ocasión cuáles son los secretos que esconde el interior del templo, pues cuando allí estuve no encontré quien me facilitara acceso al interior. Recuerdo las numerosas marcas de cantero, que se esparcen especialmente por el abside.

Alkaest dijo...

De momento será que no, porque tengo el mismo problema. ¡Todavía no he podido entrar al templo! Cuando estuve, allá por 1983, nadie parecía tener la llave, ni saber que existiese tal cosa. Al volver el mes pasado, "llovían cántaros" -o como diría un inglés: "perros y gatos"-, y en el desierto pueblo no había un alma, preferentemente con llave, para enseñar el templo. Así que hablo, de su interior, por referencias ajenas y fotos prestadas. Pero estas señas, me indican que hay signos muy interesantes dentro del templo.

Salud y fraternidad.

Baruk dijo...

Mis felicitaciones al ánonimo por sus dotes de observación.

Reconozco que cuando yo estuve por allí sólo me fije en las marcas del interior, en cambio no supe ver las del exterior (supongo que son a las que se refiere usted). Lástima, me hubiera gustado saber cuales son.

Lo dicho, debes ser un gran observador.

Salud y románico

Alkaest dijo...

¡Vaya, a Baruk le ha picado la curiosidad!
Nuestro "Anónimo", debe referirse a las que aparecen en el muro norte, de la nave, y en el resto del ábsidiolo de ese lado, aunque también hay alguna suelta en el ábside central, incluso en sus columnillas. En este ábside, salvo excepciones, están muy borrosas, por la erosión.
Se trata, casi en exclusiva, de las "cansinas" espirales, repetidas hasta la saciedad en diversas variantes: más cerradas, menos, pequeñas, grandes, con "rabito" y sin él, etc.
El cantero, que labró estas piedras, debía tener una "fijación freudiana" con ese símbolo...

Salud y fraternidad.

Baruk dijo...

Alkaest, muchas gracias por la aclaración, lógicamente era extraño que hubieran marcas tan perfectas en el interior y nada de nada en el exterior.

Para otra vez ya se donde mirar!!

**(De todas formas hay otro templo cercano con las mismas marcas interiores y ninguna de ellas en el exterior, parece que el cantero con esa "fijación freudiana" era muy tímido):)

querido ánonimo, que opina usted?

Alkaest dijo...

¡Oye mozuela! ¿Qué es eso de tirar la "marca" y esconder la mano?
Aclara en qué templo cercano pasa tal cosa, por favor, por favor... Y te obsequiaré, próximamente, con un bonito surtido de marcas curiosillas.
:) y :)

Salud y fraternidad.

Anónimo dijo...

Gracias por la incursión en Caltojar. Diremos que todo lo expuesto crea expectativas entre los que a menudo observamos la iglesia. ante nuestros ojos están estas estanterias de tesoros hasta que por esas extrañas coincidencias del azar nos marcan la trayectoria o lo descubrimos.
saludos dsd Caltojar.