Templo de San Frutos del Duratón (Segovia). [Foto 27 mayo 2006].
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Hay una frase del medievalista Michelet, que conviene especialmente al templo de San Frutos del Duratón: “Hombres vulgares que creéis que esas piedras sólo son piedras, que no sentís circular la savia, cristianos o no, reverenciad, besad el signo que contienen. Aquí hay algo grande, eterno”.
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El templo sobre el espolón rocoso, sagrado desde tiempos celtíberos. [Diapositiva 24 julio 1984].
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La tradición eremítica del Desierto del Duratón parece provenir de época visigoda, -quizá en sustitución de viejos cultos druídicos-, para alcanzar en el s.VIII su época dorada, con san Frutos (642-715) y sus hermanos, Engracia y Valentín, quienes levantarían una sencilla ermita. Para el s.IX, en un intento de controlar a estos “solitarios de Dios”, se ha fundado ya un pequeño cenobio que es donado al Monasterio de Silos, en 1076, cuyo abad ordena construir el primer templo dedicado a San Frutos.
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Los ábsides, del 1100, fueron remodelados a fines del s.XII. [Diapositiva 24 julio 1984].
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Será obra del Magíster Dom Michael, natural de Tournus, según inscripción en un contrafuerte del sur. Era un templo no muy grande, pero si rico en símbolos, a tenor de los escasos restos que han llegado hasta nosotros. Está emparentado, estilísticamente, con el Salvador, de Sepúlveda, compartiendo con él su rico lenguaje céltico, a base de entrelazos.
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Restos de sillares tallados del templo primitivo, reutilizados en la remodelación del s.XII [Diapositiva 24 julio 1984].
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Aquel edificio primitivo, fue remodelado a fines del s.XII, ya que el aumento de peregrinos hizo necesario un templo capaz de contenerlos cómodamente. En dicha campaña, se sustituyó el ábside central por otro mayor, en el que se reutilizaron sillares decorados, del anterior, empotrados sin orden ni concierto –aunque, en el primitivo, ya se habían utilizado piedras romanas-. También se añadieron dos ábsides menores, a norte y sur –éste prácticamente desaparecido-, cuyas naves formaron capillas separadas. Se completó el conjunto, con una galería porticada en la fachada oeste –de la que subsisten escasos restos- y una nueva puerta en ese lado.
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"Cuadrado mágico", en el muro sur. [Diapositiva 24 julio 1984].
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Del templo primitivo, que hunde sus raíces en la roca y crece sobre ella, quedan dos elementos que denotan la mano simbólica de la “cuadrilla constructora” de Dom Michael. Una, el “cuadrado mágico” del muro sur, transposición geométrica de la piedra cúbica, y otra, la “piedra milagrosa” en el interior del ábside norte.
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Ábside norte, bajo el retablo se encuentra el pasadizo "milagrero". [Foto 27 mayo 2006].
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Se trata de un gran sillar, oculto en la base del retablo, dentro de un pasadizo que solo se puede recorrer de rodillas. La piedra allí escondida, dicen que cura y previene las hernias, amén de otros muchos males, si se practica el ritual conocido como “pasar por la piedra del santo”, que consiste en hacer tres veces el recorrido gateando ante ella, con fe, por supuesto.
Entre los Compañeros Constructores, el primer trabajo del aprendiz consistía en trabajar una piedra en bruto, hasta darle forma cúbica. Porque se supone que, el trabajo de los canteros, era imagen del trabajo del Arquitecto Supremo, Dios. Así, según la mitología cristiana, a semejanza del Creador, que trabajó la piedra bruta del caos para construir el mundo, el cantero trabaja la piedra y la desbasta para crear el Templo que es imagen de la Ciudad Celeste.
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¿Dónde estaría la "piedra milagrosa" antes de construirse el ábside lateral? [Foto 27 mayo 2006].
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La piedra en bruto, es símbolo del caos primitivo, que contiene todas las posibilidades, y en el que hay que restaurar el orden para fundar el universo según las normas de un plan preconcebido. Por ello, la piedra cúbica, es una “piedra de fundación” o piedra fundamental. Según la tradición hebrea, su Dios construye sobre la piedra: “El mundo sólo comenzó a existir cuando Dios tomó cierta piedra, que se llama piedra de fundación, eben shetiyah, y la lanzó al abismo de las posibilidades universales, de suerte que se implantara allí solidamente, para poder construir el mundo sobre ella”. Esta piedra es también, eben shelimah, la “piedra perfecta”, y eben Shelomon, la “piedra de Salomón” y por analogía “piedra del Templo”.
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La "milagrosa piedra cúbica", o casi cúbica. [Foto: cortesía de Esca, blog “Conoce tu comarca”].
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Pero el simbolismo de la piedra es muy complejo, podríamos perdernos en disquisiciones sobre sus variantes, como la “piedra angular”, caput anguli, la “piedra clave”, la “piedra negra”, etc., porque el tema es inagotable. Finalizaremos con una cita del filósofo René Guénon:
“La piedra cúbica es esencialmente una piedra de fundación. Es, pues, ciertamente terrestre, como indica de por sí su forma. Asimismo la idea de estabilidad que conlleva encaja perfectamente con la función de Cibeles en cuanto Madre Tierra, es decir, como representación del principio sustancial de la manifestación universal” Y lo más interesante: “Hay un caso particular en que existe relación entre la piedra negra y la piedra cúbica: cuando esta última es, no ya una de las piedras de fundación situadas en los cuatro águlos de un edificio, sino la piedra shetiyah que ocupa el centro de la base de aquél, correspondiente al punto de caída de la piedra negra”.
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Cuando murieron algunos de los monjes-ermitaños, como no hubiese tierra para darles sepultura, rezaron a san Frutos y éste, cual "cantero celestial", hizo que la roca se fundiese bajo los cadáveres. Tumbas antropomorfas, ante los ábsides. [Diapositiva 3 noviembre 1985].
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No deberíamos dejar de lado el hecho de que muchos milagros, de san Frutos, están relacionados con la Naturaleza: las tormentas, fuentes, pájaros –es apodado “el Pajarero”-. Y otros, con los artesanos de la piedra... Como aquel lapidario que, ciego, talló una imagen del santo, guiado por la mano invisible de éste, y curó su ceguera al llegar a los ojos de la escultura. O el cantero manco, que sanó su mano al meterla por un hueco que hizo en los sillares de la Catedral de Segovia, donde estaban escondidas las reliquias del santo.
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San Frutos, con su bastón de constructor y el libro "mágico-milagroso". [Foto 27 mayo 2006].
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Porque el primer milagro que hizo san Frutos, fue de Magíster Constructor, golpeó con su vara la roca y esta se separó formando una zanja de cien metros de profundidad, conocida como “La Cuchillada”, para impedir el paso a los musulmanes que pretendían asaltar su ermita. Allí sigue, cruzada por un puentecillo, ante los ábsides del templo, convirtiendo el peñasco rocoso donde se alza en una isla inexpugnable.
Y dicen los que saben de ello, que cada 25 de octubre, a las doce en punto de la noche, una escultura del santo, situada en la puerta de la catedral de Segovia, pasa otra hoja de su libro de piedra. Cuando el druídico santo eremita pase la última hoja, llegará el día del Juicio Final.
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La hoz del río Duratón y el peñasco sobre el que se asienta el mágico templo de San Frutos. Persistencia sincrética del culto a las fuerzas de la Naturaleza, de la Madre Tierra, memoria de sus sacerdotes y sacerdotisas... [Foto 3 noviembre 1985].
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Salud y fraternidad.
El templo sobre el espolón rocoso, sagrado desde tiempos celtíberos. [Diapositiva 24 julio 1984].
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La tradición eremítica del Desierto del Duratón parece provenir de época visigoda, -quizá en sustitución de viejos cultos druídicos-, para alcanzar en el s.VIII su época dorada, con san Frutos (642-715) y sus hermanos, Engracia y Valentín, quienes levantarían una sencilla ermita. Para el s.IX, en un intento de controlar a estos “solitarios de Dios”, se ha fundado ya un pequeño cenobio que es donado al Monasterio de Silos, en 1076, cuyo abad ordena construir el primer templo dedicado a San Frutos.
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Los ábsides, del 1100, fueron remodelados a fines del s.XII. [Diapositiva 24 julio 1984].
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Será obra del Magíster Dom Michael, natural de Tournus, según inscripción en un contrafuerte del sur. Era un templo no muy grande, pero si rico en símbolos, a tenor de los escasos restos que han llegado hasta nosotros. Está emparentado, estilísticamente, con el Salvador, de Sepúlveda, compartiendo con él su rico lenguaje céltico, a base de entrelazos.
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Restos de sillares tallados del templo primitivo, reutilizados en la remodelación del s.XII [Diapositiva 24 julio 1984].
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Aquel edificio primitivo, fue remodelado a fines del s.XII, ya que el aumento de peregrinos hizo necesario un templo capaz de contenerlos cómodamente. En dicha campaña, se sustituyó el ábside central por otro mayor, en el que se reutilizaron sillares decorados, del anterior, empotrados sin orden ni concierto –aunque, en el primitivo, ya se habían utilizado piedras romanas-. También se añadieron dos ábsides menores, a norte y sur –éste prácticamente desaparecido-, cuyas naves formaron capillas separadas. Se completó el conjunto, con una galería porticada en la fachada oeste –de la que subsisten escasos restos- y una nueva puerta en ese lado.
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"Cuadrado mágico", en el muro sur. [Diapositiva 24 julio 1984].
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Del templo primitivo, que hunde sus raíces en la roca y crece sobre ella, quedan dos elementos que denotan la mano simbólica de la “cuadrilla constructora” de Dom Michael. Una, el “cuadrado mágico” del muro sur, transposición geométrica de la piedra cúbica, y otra, la “piedra milagrosa” en el interior del ábside norte.
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Ábside norte, bajo el retablo se encuentra el pasadizo "milagrero". [Foto 27 mayo 2006].
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Se trata de un gran sillar, oculto en la base del retablo, dentro de un pasadizo que solo se puede recorrer de rodillas. La piedra allí escondida, dicen que cura y previene las hernias, amén de otros muchos males, si se practica el ritual conocido como “pasar por la piedra del santo”, que consiste en hacer tres veces el recorrido gateando ante ella, con fe, por supuesto.
Entre los Compañeros Constructores, el primer trabajo del aprendiz consistía en trabajar una piedra en bruto, hasta darle forma cúbica. Porque se supone que, el trabajo de los canteros, era imagen del trabajo del Arquitecto Supremo, Dios. Así, según la mitología cristiana, a semejanza del Creador, que trabajó la piedra bruta del caos para construir el mundo, el cantero trabaja la piedra y la desbasta para crear el Templo que es imagen de la Ciudad Celeste.
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¿Dónde estaría la "piedra milagrosa" antes de construirse el ábside lateral? [Foto 27 mayo 2006].
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La piedra en bruto, es símbolo del caos primitivo, que contiene todas las posibilidades, y en el que hay que restaurar el orden para fundar el universo según las normas de un plan preconcebido. Por ello, la piedra cúbica, es una “piedra de fundación” o piedra fundamental. Según la tradición hebrea, su Dios construye sobre la piedra: “El mundo sólo comenzó a existir cuando Dios tomó cierta piedra, que se llama piedra de fundación, eben shetiyah, y la lanzó al abismo de las posibilidades universales, de suerte que se implantara allí solidamente, para poder construir el mundo sobre ella”. Esta piedra es también, eben shelimah, la “piedra perfecta”, y eben Shelomon, la “piedra de Salomón” y por analogía “piedra del Templo”.
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La "milagrosa piedra cúbica", o casi cúbica. [Foto: cortesía de Esca, blog “Conoce tu comarca”].
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Pero el simbolismo de la piedra es muy complejo, podríamos perdernos en disquisiciones sobre sus variantes, como la “piedra angular”, caput anguli, la “piedra clave”, la “piedra negra”, etc., porque el tema es inagotable. Finalizaremos con una cita del filósofo René Guénon:
“La piedra cúbica es esencialmente una piedra de fundación. Es, pues, ciertamente terrestre, como indica de por sí su forma. Asimismo la idea de estabilidad que conlleva encaja perfectamente con la función de Cibeles en cuanto Madre Tierra, es decir, como representación del principio sustancial de la manifestación universal” Y lo más interesante: “Hay un caso particular en que existe relación entre la piedra negra y la piedra cúbica: cuando esta última es, no ya una de las piedras de fundación situadas en los cuatro águlos de un edificio, sino la piedra shetiyah que ocupa el centro de la base de aquél, correspondiente al punto de caída de la piedra negra”.
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Cuando murieron algunos de los monjes-ermitaños, como no hubiese tierra para darles sepultura, rezaron a san Frutos y éste, cual "cantero celestial", hizo que la roca se fundiese bajo los cadáveres. Tumbas antropomorfas, ante los ábsides. [Diapositiva 3 noviembre 1985].
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No deberíamos dejar de lado el hecho de que muchos milagros, de san Frutos, están relacionados con la Naturaleza: las tormentas, fuentes, pájaros –es apodado “el Pajarero”-. Y otros, con los artesanos de la piedra... Como aquel lapidario que, ciego, talló una imagen del santo, guiado por la mano invisible de éste, y curó su ceguera al llegar a los ojos de la escultura. O el cantero manco, que sanó su mano al meterla por un hueco que hizo en los sillares de la Catedral de Segovia, donde estaban escondidas las reliquias del santo.
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San Frutos, con su bastón de constructor y el libro "mágico-milagroso". [Foto 27 mayo 2006].
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Porque el primer milagro que hizo san Frutos, fue de Magíster Constructor, golpeó con su vara la roca y esta se separó formando una zanja de cien metros de profundidad, conocida como “La Cuchillada”, para impedir el paso a los musulmanes que pretendían asaltar su ermita. Allí sigue, cruzada por un puentecillo, ante los ábsides del templo, convirtiendo el peñasco rocoso donde se alza en una isla inexpugnable.
Y dicen los que saben de ello, que cada 25 de octubre, a las doce en punto de la noche, una escultura del santo, situada en la puerta de la catedral de Segovia, pasa otra hoja de su libro de piedra. Cuando el druídico santo eremita pase la última hoja, llegará el día del Juicio Final.
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La hoz del río Duratón y el peñasco sobre el que se asienta el mágico templo de San Frutos. Persistencia sincrética del culto a las fuerzas de la Naturaleza, de la Madre Tierra, memoria de sus sacerdotes y sacerdotisas... [Foto 3 noviembre 1985].
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Salud y fraternidad.
8 comentarios:
BIEN COÑO BIEN
Esca
Escueto y expresivo comentario, que agradezco en lo que vale.
Porque, mi aportación, es un simple sillar del edificio que podría construirse hablando de san Frutos y su templo. Eso, sin entrar en detalles sobre sus hermanos...
Quizá otro día.
Salud y fraternidad.
Mmm, muy interesante.
Ultimamente, solo nos pica la curiosidad con promesa de "otro dia"...
¡Vaya, no seáis impacientes!
¿Queréis daros una caminata, de golpe, y poneros malitos?
En temas tan complejos, es mejor ir pasito a pasito.
Como decían los romanos: "Patientia vincit omnia". O, como dice el vulgo: "A su tiempo maduran las uvas".
Salud y fraternidad.
Un lugar precioso, acabo de verlo y me gustaría volver !!
Salud y fraternidad
Anónimo compadre, quien ha visto San Frutos una vez, siempre vuelve.
Estarás de acuerdo en que allí hay "magia", pero "magia natural", de la buena...
Salud y fraternidad.
alguien vio el cantero q de forma cuadrícula (parece templaria) de la iglesia santa catalina en la solana? aparecido recientemente junto a una escalera caracol en una reciente obra de remodelacion?
me gustaría saber que opinan,gracias.
Interesante descripción del lugar, seguro que cuando vuelva a visitarlo, porque lo haré (Tengo Promesa)podré disfrutar mucho mas- Y esta vez no solo con la espectacular composición del paisaje y la ermita, y la magia del lugar, y la devoción que tengo a ese santo, esta vez, además, iré con mi mujer y mis dos hijas, hijas que le agradeceré eternamente a San Frutos.
Un abrazo.
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