domingo, 13 de abril de 2008

“Campanitas de san Juan, unas vienen y otras van...”

Signo lapidario del gremio de campaneros, claustro románico de San Pedro, s.XII, (Soria). [Diapositiva 19-7-1982].
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En el mundo románico, y en general en todo el mundo anterior a nuestra "civilización" tecnológica, las campanas no eran sólo instrumentos sonoros, para convocar feligreses a los oficios religiosos. Tenían otras funciones, tanto o más útiles, en la vida cotidiana. Podían avisar de un incendio, llamar para la defensa ante un ataque, reunir a los vecinos para una junta del Concejo, comunicar una boda o una defunción. Y mucho más...
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Las campanas de El Salvador, en Béjar (Salamanca), todavía son tañidas por los mozos durante la fiesta de “Los hombres de musgo”, celebración ancestral sincretizada en el Día del Corpus, igual que se hacía en el medievo, para pedir al Cielo que se guarezca la sementera y haya buenas cosechas. [Diapositiva 13-6-1993].
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La esquila del Paso de Ibañeta (Navarra), se tocaba los días con especial ventisca de nieve, o espesa niebla, para que su sonido guiase a los peregrinos y no extraviasen la ruta, llegando a salvo hasta la Hospedería del Camino Jacobeo. [Diapositiva 11-8-1993].
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Cuando alquien hace promesa, de peregrinar a San Andrés de Teixido (A Coruña), y muere sin haberla cumplido, su alma en pena vagará hasta que alguien cumpla por ella. El bronce de San Andrés, dicen que tiene la facultad de sonar solo, avisando así cada vez que, una de esas almas, se ha librado de vagar sin rumbo por la tierra. [Diapositiva 16-4-1992].
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En Fuentegelmes (Soria), se tañía la campana para “conjurar” las plagas agrícolas, amenazando de excomunión a los insectos, o a los pájaros, si se atrevían a dañar las cosechas. Costumbre, muy común en la España medieval y en la del Siglo de Oro, que sobrevivió hasta épocas no tan lejanas. Las rosetas grabadas, en la melena, son símbolos solares celtas, amuletos contra los rayos. [Diapositiva 14-7-1998].
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La campana parroquial de Zugarramurdi (Navarra), dejaba oír sus tañidos al anochecer, para espantar a las brujas que se dirigían a los aquelarres en las cuevas cercanas al pueblo. Y eso, desde mucho antes de los célebres procesos brujeriles. [Diapositiva 11-8-1993].
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En Bargota (Navarra), cuna del célebre fraile conocido como Brujo de Bargota, tocaban la campana cuando se aproximaba alguna tormenta, para "ahuyentar el nublo" o “espantar la truena” y deshacer las nubes de granizo, tan dañinas a las cosechas. [Diapositivas 12-8-1993].
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Así por tantos y tantos rincones, de la geografía celtíbera. Hoy, apenas quedan campaneros en los pueblos, la electricidad los ha sustituido. Tan solo en algunos afortunados lugares, como el templo románico de Montecillo (Cantabria), cuentan todavía con un intérprete de este viejo y asombroso arte musical. Un arte que, sin aprenderse en ninguna escuela, suena a nuestros nostálgicos oídos como la más bella de las sinfonías. Y remueve, en nuestros espíritus, no se qué dormidas creencias, o supersticiones, o ambas a un tiempo... [Diapositiva 12-10-2001].

2 comentarios:

Paco Torralba dijo...

Aunque seguramente lo sabrás, hay un museo de las campanas en Urueña (Valladolid), pueblo de visita muy agradable por múltiples motivos.
Salu2

Alkaest dijo...

Ciertamente, un pueblo muy recomendable, empezando por su original iglesia románica de La Anunciada, un ejemplar "lombardo" en plena Tierra de Campos, continuando por la propia villa amurallada, donde encontramos el etnográfico Museo de la Fundación Joaquín Díaz (magnífica muestra de instrumentos musicales populares)y el anejo Museo de las Campanas. Además, buena gastronomía.
Si antes pedís información en la Oficina de Turismo, quizá podáis disfrutar de alguna de las múltiples actividades culturales. No dejéis de visitarlo en la primera ocasión que se presente.
Salud y fraternidad.