sábado, 21 de junio de 2008

"El género dentro, por el calor"

Alquézar (Huesca), Conjunto Histórico-Artístico desde 1982. [Diapositiva 10 agosto 1990].
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Ahora que llega el solsticio y viene el verano, con ese calorcillo tan esperado por heladeros, administradores de piscinas municipales y regentadores de chiringuitos playeros, vamos a aligerar el tono de los apergaminados mamotretos que salen de este venerable “Scriprotium”. Que “la calor” no anima a lecturas profundas, ni deja trabajar el espíritu a pleno rendimiento. Ocasión habrá, de retomar sesudas y profundas cavilaciones, cuando el clemente otoño se digne suavizar la infernal canícula.
Regocijémonos pues con una sencilla anécdota, de nuestro peregrinar por esos mundos de la Diosa. Llegamos hasta Alquézar, un 10 de agosto de 1990. Ese verano era tórrido, pero tórrido de categoría. Mas no importaba, habíamos leído sobre las maravillas que encierra su Colegiata de Santa María, ese claustro, s.XI-XII, con una especial simbología: la Trinidad está representada como un personaje con tres cabezas... Y todo, de ese calibre misterioso.
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Colegiata de Santa María, s.XI-XVI, consagrada en 1099, Alquézar (Huesca). Lo más cerca que llegamos de ella, fué con el teleobjetivo. [Diapositiva 10 agosto 1990].
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Llegamos desde Madrid, hacia las 13 p.m., dispuestos a comernos el mundo románico. En aquel entonces, ¡oh, prehistoria de la tecnología!, nuestro coche carecía de aire acondicionado, pero mientras iba marchando, la brisa, que entraba por las ventanillas, aplacaba los rigores de agosto. Pero al llegar, ¡ay, infaustos hados!, nos obligaron a aparcar como turistas: fuera del pueblo. Pero fuera, fuera, según se ve en la foto. Al bajar del coche, recibir a plomo los 40º de aquel aragonés sol de justicia, y pensar en la distancia a recorrer, mientras el astro rey, implacable, nos freía los sesos... Hicimos algo, que no habíamos hecho nunca. Dimos media vuelta, como cobardes turistas urbanos, montamos al auto, tomamos ruta y no paramos hasta encontrar un camping con piscina, cerca de Ainsa, a la sombra bienhechora, refrescante, de los Pirineos. Bueno, si paramos, por el camino nos fuimos deteniendo en todos los ríos, fuentes, arroyos y arroyuelos para remojarnos a modo. Y hasta hoy. No hemos vuelto a pensar en aparecer por Alquézar, aunque bien sabemos la belleza del pueblo y lo curioso de su claustro. Quizá algún invierno...

Salud y fraternidad.

3 comentarios:

Baruk dijo...

Y mientras esperas que llegue el invierno, ya sabes por donde pasarte para ir haciendo boca.

No me digas que el primer capitel no es un compendio de sabiduria!!, incluso el color rojo de su fondo es muy revelador.

Salud y románico

Carlos Sousa dijo...

Pues nada, a disfrutar del verano, y a cargar las pilas para seguir instruyendonos algo.
Saludos desde Ponteareas.

Alkaest dijo...

Gracias, chicas y chicos, por vuestros buenos deseos.
Vuelvo a los caminos, con sol y con lluvia -las ganas-, máquina al hombro, trípode en ristre, los ojos bien abiertos. Para atrapar sueños románicos, que poder compartir con vuesas mercedes.
Y como dijo aquel: "Que la Fuerza me acompañe".

Salud y fraternidad.