viernes, 26 de diciembre de 2008

“Un vacío cofre del tesoro...”

"Feroz animal" románico. Restos del templo de Santa María del Castillo, Ayllón (Segovia).
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En una pequeña plazuela de Ayllón, descubrimos sobre la fachada de un templo del s.XVII, cierta figura que nos pareció románica. Estábamos haciendo fotos, cuando un dicharachero y zangolotino muchachito se nos acercó, para declarar que él conocía en qué lugar del templo había más "piedras antiguas". Así, fue mostrándonos por aquellos vetustos muros una serie de imágenes románicas, resto según afirmó de una iglesia desaparecida. Para nosotros fue, como encontrar un cofre del tesoro, saqueado ya desde antiguo, en cuyo fondo quedó olvidada una moneda o una joya, con las cuales soñar y lamentar lo perdido.
Entre templos y ermitas, Ayllón tuvo cerca de una docena de edificios religiosos románicos. En la actualidad sólo quedan en pie San Miguel, ya sin culto, muy reformada; y San Juan, convertida en museística vivienda particular. Las exiguas ruinas de San Nicolás, sirven como portada del cementerio; y la ermita de Santiago, es un montón de escombros entre los campos.
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Restos del templo de San Nicolás, Ayllón (Segovia), reutilizados en el cementerio. [Diapositivas 7 octubre 2000].
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Ídem anterior.
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La parroquial de la villa, es hoy Santa María la Mayor. Donde se encuentra este templo, se hallaba la antigua parroquia de Santa María del Castillo, cuya ruinosa nave se hundió la madrugada del 4 de marzo de 1697. Sabemos que, en 1523, el templo románico todavía se encontraba en pie, pues la documentación inquisitorial cita como testigo a “Pero Sainz, cura de Santa María del Castillo”. Poco más sabemos de este edificio románico, aunque Santa María la Mayor ha “heredado” algunos restos significativos de su precioso antecesor, pues aprovechando las piedras de aquel se levantó el templo actual, acabado en 1701.
Los canteros que levantaron el nuevo edificio, debieron encontrar interesantes, por algún motivo, determinados sillares esculturados del templo arruinado, pues los intercalaron por los muros de la nueva construcción. Si bien los colocaron un poco al azar, dichos elementos delatan haber formado parte de una típica portada. Y no cabe duda, que cuando fueron reutilizados debían encontrarse mejor conservados que ahora, al cabo de trescientos años.
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Restos del templo de Santa María del Castillo, Ayllón (Segovia), empotrados en los muros de Santa María la Mayor. [Fotos 20 diciembre 2008].
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Tenemos la pareja de “monstruos” andrófagos, que solían ir en las enjutas a cada lado de la portada, más otro animal “feroz” que formaría parte de algún conjunto historiado.
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Y esa preciosa pieza, quizá un dintel que soportara el tímpano, en la cual aparece magnífico crismón sostenido por una pareja de ángeles –aunque sólo resta uno y las manos del otro-, en actitud de volar. Y a su izquierda, un estupendo san Miguel con la balanza en la mano, pesando almas, una de las cuales parece aferrarse a sus alas solicitando ayuda. A pesar de la erosión, se aprecia que todo ello fue trabajado con cierta delicadeza en el detalle, y nos recuerda aquel dintel –si bien con más arte- de Nuestra Señora de la Peña, en Sepúlveda.
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No menos significativas son las otras piedras, aunque se trate de elementos “menores”. Como ese anillo con entrelazo céltico, o las rosáceas de doce pétalos inscritas en círculos perlados, o el encadenado en forma de “ochos” sobre arquillos. Todo lo cual, puede encontrarse en portadas segovianas o sorianas de los contornos.
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Sin olvidar la pequeña hornacina, con personaje inserto; o el arquillo –quizá de un alero-, bajo el que se cobija una severa cabeza, con barba y bigote, que parece llevar en el cabello una tonsura celta.
Pequeños fragmentos, leves sombras, humildes fósiles de un gigante, que atestiguan cómo aquí hubo un templo significativo. Lo bastante, para que los canteros del s.XVIII decidieran dejarnos este mapa del tesoro.
Y nos queda una duda razonable. Algunos de los sillares del nuevo templo, ¿si los pudiésemos ver por su cara interna, no resultarían ser los románicos compañeros esculturados, de aquellos pocos que nos guiñan su simbolismo desde los sombríos muros actuales?
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Salud y fraternidad.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y por qué ocultarlos si así fuera?

Baruk dijo...

Caramba con Ayllón, es una caja de sorpresas!

Me intriga el conjunto del crismón, con la psicostasis a su izquierda y de trazo tan "ingenuo"

...como me gustaria saber con seguridad que es lo que había representado en su lado derecho!!

quizá como tu dices, en alguna de las caras internas de los muros nos aguarda la parte perdida, yo voto por un "monstruito vicioso" de los gordos

Salud y románico

Alkaest dijo...

¿Por qué ocultarlos?
Para responder a eso habría que averiguar por qué dejaron los otros al descubierto.
Quizá estos les parecieron a alguien significativos, por algún motivo desconocido, y los otros les resultaron irrelevantes. O estos les resultaron "bonitos" y aquellos "feos".
O simplemente, el "director de la obra" quiso utilizar cuanta más piedra mejor, del templo arruinado, y le daba igual que sus obreros colocasen algunas piedras "a lo loco".
¿Quíen conoce los secretos de la mente humana?
Pero, personalmente, creo que alguien consideró estas figuras significativas, y otro alguien lo consintió por idéntica razón.
En cuanto a si alguna piedra "oculta" esconde "cosas prohibidas", recordemos que en Ayllón existía un Tribunal del "Santo" Oficio, por las fechas en que se reconstruyó el templo...

Salud y fraternidad.

Anónimo dijo...

Cuenta esa historia, por favor, Alkaest.

ArtuROM dijo...

¡Qué bárbaro! Y yo, con mi habitual despiste, no me fijé este verano en todo este batiburrillo de restos.

Se me ocurre una cosa que quizá pueda tener algo que ver con este afán de reutilizar restos esculpidos de antiguas iglesias en nuevas obras.

Puede ser que, como sucede en Toledo (y en otros muchos lugares) con los relieves visigodos que conservan las paredes de multitud de iglesias mudéjares, góticas, renacentistas o barrocas, éstos fueran reutilizados con el fin de reafirmar, en los nuevos templos, la "antigüedad de la creencia". Al fin y al cabo, el hecho de conservar viejos testimonios pétreos del cristianismo algo de solera y de legitimidad confiere a la creencia religiosa, ¿no creéis?

Y ahora, con vuestro permiso, me vuelvo a la cama a "dormir" mis 38,5 de fiebre. Una vez más, feliz año nuevo y, sobre todo, no durmáis demasiado desarropados, que sino luego los Reyes Magos os traen estos "regalos" ;)

Alkaest dijo...

¡Baruk, Baruk! Siempre obsesionada por los monstruos "viciosillos". ¡Y lo que te gustaría que, en la parte que falta, hubiese un monstruo "acidioso"! ¿Qué diría Freud?
Por las señas, lo más seguro es que existiese un arcángel alanceando al dragón, si nos guiamos por el modelo del dintel de Sepúlveda.
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ArtuROM, o "Arturón" para los íntimos, bien se ve que tienes 38,5 de fiebre. ¿Reafirmar la creencia? ¿Justo en el barroco, que se arrasaba con todo lo anterior, para "re-crear" la religión por el sencillo y eficaz método, que hizo famoso el "Gatopardo", el film digo: "Debe cambiar todo para que nada cambie"?
Ay, ay. Atibórrate de paracetamol (perdón por la publicidad subliminal) y retorna a la cortura que te caracteriza.

Salud y fraternidad (que buena falta nos hacen ambas).