lunes, 4 de febrero de 2008

Una luz en las tinieblas

Colegiata de San Salvador, 1185, San Salvador de Cantamuda (Palencia).
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La humanidad medieval contemplaba, cerca de las catedrales e iglesias, las ruinas de los templos antiguos y todos sabían que los dioses habían vivido en aquellos lugares desde siempre. La antigua alma céltica vibraba bajo el espíritu cristiano y no había ruptura entre el culto druida, rendido a una oscura Madre Tierra, y el de los sacerdotes, a una Virgen Negra. Porque, lo importante, no era quien detentase la "propiedad" del templo, o en nombre de que "autoridad divina" lo administrara, sino que la entidad alli manifestada servía para atraer hacia ese preciso enclave, lugar sagrado, lugar mágico, en definitiva lugar de poder, a las gentes que buscaban la sombra protectora de una emanación espiritual.
El sincretismo entre la Antigua Religión y la nueva, a veces tan cargado de poesía como las epopeyas trovadorescas, hizo surgir templos, los pobló de obras de arte, puso en movimiento a millones de peregrinos, y fue, para multitud de almas, consuelo y esperanza. En tiempos convulsos, a merced de crisis originadas por la naturaleza o los humanos, aquellos templos románicos actuaron como una luz en las tinieblas, dando algo de seguridad y abrigo, en la vida cotidiana, a gentes que en el fondo no eran tan diferentes de nosotros.

2 comentarios:

Baruk dijo...

Preciosa reflexión.

"...En tiempos convulsos, a merced de crisis originadas por la naturaleza o los humanos, aquellos templos románicos actuaron como una luz en las tinieblas, dando algo de seguridad y abrigo, en la vida cotidiana, a gentes que en el fondo no eran tan diferentes de nosotros."

Al menos ellos tenian donde acudir, porque lo que es hoy en dia...

Me ha gustado esta lectura que hace tiempo que aguardaba que la descubrieran.

Salud y románico

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Alkaest dijo...

¡Más vale llegar, que rondar cien años! Dice el viejo refrán castellano, y tú has llegado al lugar que te esperaba...

¿Cuantos otros lugares, permanecen a la espera de nuestra llegada?

Me alegra que hayas disfrutado, con esta pequeña reflexión.

Salud y fraternidad.