Templo de San Pedro de la Rua, claustro mediados s.XII, Estella (Navarra).
Cálculo y proporción diferentes, día lluvioso y día soleado, dos estructuras tan iguales y tan distintas. Aunque el resultado final es idéntico, un espacio para la serenidad. Un ámbito donde se respira el espíritu de la Madre Tierra. Y todo ello conseguido con tan solo un montón de piedras. Claro que hay que saber mucho de piedras, para "amontonarlas" tan convenientemente. Hay que ser Magister Lapidarius.
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