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Calatañazor (Soria), entró en la historia por una leyenda épica. Cuenta la tradición que, en el Valle de la Sangre, sufrió el caudillo musulmán Almanzor una grave derrota, a consecuencia de la cual murió.
El hecho histórico es, que en el año 1002 Almanzor, con 60 años y enfermo, durante el regreso de la razzia en que destruyó el Monasterio de San Millán de la Cogolla, murió antes de llegar a Medinaceli. La retaguardia de las tropas andalusíes fue atacada por castellanos, a la altura de Calatañazor, con cierto éxito, sin que fuera una gran derrota musulmana ni tuviese relación directa con la muerte de Almanzor. Pero esa pírrica victoria, magnificada por los propagandistas cristianos, dio pie a la leyenda culminada por el trabalenguas: “En Calatañazor, Almanzor perdió el su atambor”.
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Este suceso acaparó, desde entonces, todo el acontecer de Calatañazor, ocultando a su agigantada sombra todo lo demás, como la existencia de un magnífico templo románico, Santa María del Castillo, de mediados del s.XII. Obra de un gran Magíster que trabajó en la región y dejó estupendos ejemplos de su buen hacer, cual es la Ermita de la Soledad, extramuros. La lluvia, las fechas y la hora, mantienen el templo cerrado a cal y canto, tendremos que conformarnos con estudiar su exterior.
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Santa María es hoy una especie de rompecabezas, donde las piezas se amontonan sin orden ni concierto. Perdió el ábside en el s.XVI, sustituido por otro tardo-gótico, el descentrado óculo puede ser de esa época, y la nave desapareció en el XVIII. Del románico solo permanece parte del muro sur, con una portadita simple, y la fachada occidental, empotrada en la reforma dieciochesca, en la que por suerte sobrevive la portada principal, en parte desmontada y vuelta a montar.
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Emparedados por los muros, sobreviven algunas piedras del viejo templo, como ese león que asoma medio cuerpo, a gran altura, sobre la portada oeste; o el relieve que a modo de alfeizar, en una ventana de la sacristía, muestra el tema de las Marías ante el sepulcro vacío. En el interior, un pequeño museo alberga otros restos románicos: capiteles, estelas y la sencilla pila bautismal.
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La portada oeste, es curiosa por estar enmarcada en un alfiz, de talla vegetal, sobre el que corre una triple arquería ciega, con el arco central exalobulado y los laterales de medio punto, las arquivoltas se cubren también de vegetación mientras por los capiteles campean seres del bestiario.
Que los artesanos del XVIII ya no eran tan finos como los románicos, se demuestra en el descuidado re-montaje que hicieron del juego de arquillos.
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La arquería en su estado actual.
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Reconstrucción virtual de la arquería.
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Si nos fijamos, apreciaremos rápidamente la falta de armonía del conjunto: el arco central, lobulado, parece la silueta del rostro de “Bart Simpson”, los arcos laterales están achaparrados y sus lados encajan mal. La solución al enigma es muy sencilla, y nos hemos permitido resolverla mediante la informática. Basta prolongar los arquillos laterales, y al lobulado cambiarle de lugar los sillares que reposan sobre los capiteles, así sus lóbulos se recomponen y completan, igual que las curvaturas de “medio punto” de los laterales.
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Nafría la Llana, portada sur.
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El Magíster que trabajó en Calatañazor y creó esta puerta, laboró también el cercano templo de La Natividad, en Nafría la Llana, que presenta una portada idéntica, salvo que allí el arco central es tetralobulado y sus componentes, aunque ocultos muchos años por un falso techo añadido, nunca fueron removidos.
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Nafría la Llana. .
Calatañazor.
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Otra diferencia, es que en Nafría el friso de arquillos descansa directamente sobre el alfiz, mientras en Calatañazor lo hace sobre una hilera de sillares bajo la que aparece dicho alfiz.
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Calatañazor, arquivoltas y alfiz en portada sur..
Nafría, arquivoltas y alfiz en portada sur.
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En ambos templos, las arquivoltas son también prácticamente idénticas, en Calatañazor solo está terminada la interior, y en Nafría lo están la interna con su chambrana. El esquema vegetal, de arquivoltas y alfiz, es el mismo, con ligeras variantes.
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Nafría, ábside, el muro del cementerio adosado impide una vista de conjunto y le resta esbeltez..
El caso de Nafría es el opuesto al volucense, aquí han sobrevivido ábside y presbiterio, junto con la portada sur. Esta cabecera puede darnos una idea aproximada, de como sería la desaparecida en Calatañazor. Consta de tres ricas ventanas, con capiteles vegetales y de fauna silense en excelente factura.
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Nafría, ábside, ventana este..
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Nafría, ábside, detalle ventanas este y sur.
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El templo nafriense, mediados s.XII, tiene además la originalidad de que su “arco triunfal” adopta la estructura de una portada, con sus arquivoltas y capiteles, semejantes a los exteriores. Es como si se hubiese retomado el concepto visigodo de iconostasio, “modernizándolo” mediante el simbolismo de ésta portada, que separa el mundo profano, la nave, del mundo sagrado, el ábside.
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La incesante lluvia, de finales de octubre, nos estorba cuanto puede el contemplar y hacer fotos del templo. El lugar está desierto, en ninguna puerta responden, no hay modo de conseguir la llave. Quédese para luego, la visita a su curioso interior. Vale.
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Salud y fraternidad. .