viernes, 27 de mayo de 2011

Aberin, un tesoro del Temple en Navarra...

La distribución administrativa, de las posesiones del Temple, no coincidía necesariamente con las fronteras de los reinos en que se encontraban. En el de Navarra, sus bienes estuvieron siempre bajo el gobierno del Maestre Provincial de Provenza y de la Corona de Aragón, primero, y del Maestre de Cataluña, Aragón y Valencia, más tarde. Es decir, que los templarios navarros permanecieron unidos a sus hermanos de la Corona de Aragón, bajo la autoridad de un mismo Maestre Provincial.
Aunque, para mejor gobernar el territorio, Navarra se puso bajo el mando de un Lugarteniente del Maestre, que residía en la casa de Puente la Reina. Uno de los más conocidos, es frey Pedro Tizón, en 1161, que fue abuelo del Consejero del rey navarro y cronista de Las Navas de Tolosa, el arzobispo don Rodrigo Jiménez de Rada (1170-1247).
 
La primera y más importante donación correspondió al rey García Ramírez (1134-1150), a la que siguieron muchas más, que permitieron a la Orden reunir un importante patrimonio, especialmente en la Ribera del Ebro, entre Tudela y Ribaforada, compuesto por numerosas villas, siervos, templos, dominios rurales y un castillo, el de Novillas, obtenido en 1135, que fue la primera sede de una encomienda en Navarra -esta villa, era entonces de dicho reino-.
La mayor expansión ocurrió durante el maestrazgo provincial de Pedro de la Rovera (1141-1158), y sus posesiones se articularon en torno a tres centros principales: Funes y Novilla, al sur, y Puente la Reina, al norte.
No obstante, las sedes encomendatarias fueron variando con el tiempo, en función de su importancia económica y estratégica. Así, en 1186, un documento cita las encomiendas meridionales de Novillas, Ribaforda y Cintruénigo, en la Ribera Baja, donde se concentraban las mayores posesiones agrícolas, y la septentrional de Puente la Reina. A partir del s.XIII, solo tenemos constancia de tres encomiendas: Novillas y Ribaforada, al sur, y Aberin, al norte.
 
Documentos de la primera mitad del s.XII, citan diversas posesiones del Temple en Aberin, es decir, que ya estaban solidamente asentados en la villa cuando, en octubre de 1177, el rey Sancho VI "el Sabio" les concede "la villa y siervos de Aberin". Al poco, el Temple dio fuero a sus habitantes, y lo mejoró por documento del 7 de mayo de 1234.
Aberin, pudo adquirir rango de Encomienda alrededor de 1184, año en que algunos de sus caballeros están presentes en el Capítulo General de Aragón. Tal categoría, le habría sido cedida por el enclave de Puente la Reina, que, al ser residencia del Lugarteniente, actuaría como centro de la administración general sobre sus posesiones navarras, y sede diplomática para las relaciones de la Orden con el reino.
Además, el enclave puentesino, se configuraba como centro espiritual templario, en el Camino Jacobeo, pues a las puertas de su santuario de Nuestra Señora de los Huertos se unían los dos ramales de la ruta peregrina. Y no olvidemos la capilla octogonal de Eunate, con su "cofradía"... Ni el Cristo de la Pata de Oca... 
 
Así pues, el valor de Aberin no radica en lo espiritual, o "esotérico", sino en lo económico. Cosa, por otra parte, que también tiene su interés en el plano histórico, porque el Temple, como toda organización humana, no vivía sólo de elucubraciones filosóficas o religiosas. Tenía un ejército que mantener, y no uno ocioso sino en campaña, tanto en Palestina como en los reinos ibéricos. Para cuyo buen funcionamiento, dependía de la correcta administración de sus bienes materiales.
Esos bienes, campos de cultivo, rebaños, granjas, casas, regadíos, bosques, pastos, hornos, molinos, etc, se controlaban desde la Encomienda, unidad administrativa que centralizaba las posesiones de una comarca, a la que rendían cuentas y por cuyas normas se regían.
 
Esta de Aberin, es una de esas "encomiendas de retaguardia", que ejercieron su labor, callada y eficazmente, aportando su granito de arena al patromino común de la Orden. Las explotaciones agrícolas, ganaderas, madereras, e incluso inmobiliarias, y la recogida de donativos en los santuarios, proporcionaban unas ganancias económicas nada despreciables, tanto en efectivo como en especie. De modo que, en muchos aspectos, los templarios eran autosuficientes.
Trigo, carne, madera, lana, vino, cera, caballos, hierro, y cuanto pudiera necesitar el Temple, era proporcionado por estas encomiendas rurales que, sabiamente administradas, constituían el verdadero "tesoro" de la Orden.
 
Conocemos los nombres de trece Comendadores de Aberin, el primero citado es frey Aimerich de Estuga, en 1225, y el último frey Tomás, en 1304. Algunos, tuvieron dos mandatos no consecutivos, como frey Guillém de Alcalá en 1258 y 1266. Quien más duró en el cargo, fue frey Arnal Garín, que asistió al Capítulo General de Monzón, en 1234, y todavía estaba al mando en 1249, cuando el papa Inocencio IV cita la "Encomienda de Aberin" en una bula del 11 de septiembre.
Parece que aquí, los templarios, sustituyeron a una de las muchas "cofradías militares" repartidas por el reino. Los "Cofrades de Aberin", que vivían agrupados en un Monasterio, habían recibido diversos privilegios del abad de Irache, Arnaldo, en 1105. Al tomar posesión del lugar, el Temple, como hizo en Eunate, asimiló a dichos cofrades.
Estos se hicieron cargo de las actividades religiosas, como el culto de "Lignum Crucis", y de las labores asistenciales del albergue-hospital, muy seguramente atendido por "sorores", o "freiras", mujeres cofrades. 
 
El conjunto arquitectónico, se alza sobre una loma, por cuya ladera sur se encarama el caserío, a su alrededor los cultivos se distribuyen en terrazas que bajan al valle. Los edificios de la Encomienda, de dos plantas, estaban integrados en un recinto cuadrangular, amurallado, con torreones esquineros, en cuyo ángulo sureste se alza el templo, de fines del s.XII, dotado de una gran torre rectangular fortificada.
Dentro del conjunto, alrededor de un patio con pozo central, se agrupan los diversos edificios estructurados en crujías, como la residencia del Comendador, el dormitorio de los caballeros, las cocinas, el refectorio, la enfermería, y diversas estancias acordes con la función agrícola: granero, bodega, almacen de aperos, cuadras, etc.
Varios pasadizos, subterráneos, parten del conjunto y van a parar a ciertas viviendas sitas al sur de la loma... Bajo las terrazas del lado occidental, permanece oculto un aljibe similar al de Artaiz. También existe una estructura octogonal, camuflada entre las casas, que pudo ser un palomar.
 
Entre 1307 y 1312, la Orden del Temple es disuelta y sus posesiones redistribuidas. El 27 de julio de 1313, el portero real, Miguel de Salinas, toma posesión de la Encomienda de Aberin, en nombre del Prior sanjuanista Pedro de Chalderach, por orden del Lugarteniente del Gobernador, Hugo de Visac, y pasa a depender de su Encomienda de Bargota.
El conjunto fortificado, templo-granja, sufrió diversas reformas para adaptarlo a las necesidades de sus nuevos propietarios, aunque su estructura básica permaneció inalterada. Los peores deterioros, ocurrieron con la desamortización y las guerras civiles del s.XIX, y con la posterior ocupación por particulares.
A pesar de todo, es el mejor ejemplo de Encomienda rural templaria, estructuralmente hablando, conservado en la Península Ibérica, comparable a la encomienda catalana de Barbens (Lleida), y a las francesas de Le Mas Deu (Rosellón), o La Cavaleríe (Larzac).
Lástima que, al cabo de los siglos, en lugar de ser un  museo vivo de aquella época y gentes, sea tan sólo lo que siempre fue, una explotación rural, anónima y silenciosa.
 
Salud y fraternidad.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Roncesvalles: ¿Tumba del "Magister Goticus"?

"¡Ah, Durandarte, mi buena espada Durandarte, lástima de vos! Voy a morir, y dejaréis de estar a mi cuidado. ¡Pero no caeréis jamás en otras manos!
Roldán tiene ante él una roca parda, da contra ella diez golpes. Gime el acero, mas no se rompe ni mella, al ver que no puede quebrarla se lamenta. Hiere Roldán la parda roca, y quiebra la piedra. Rechina la espada, mas no se astilla ni parte, y rebota hacia los cielos. Cuando advierte que no podrá romperla, le habla con dulzura: ¡Ah Durandarte, no es justicia que caigas en poder de los infieles!
Siente Roldán que la muerte arrebata todo su cuerpo, bajo un pino se tiende sobre la verde hierba. Bajo el cuerpo pone su espada y su olifante. Enarbola hacia Dios el guante derecho. Los ángeles descienden hasta él y toman su mano. Al paraíso se remontan llevando el alma del conde".
(Chançon du Roland, anónimo s.XI). 

Los dos principales pasos de peregrinos, entre la Galia e Iberia, coronaban los Pirineos en Ibañeta y Somport. Cuando en 1134 se produjo la separación de Aragón y Navarra, como reinos independientes, Somport quedó del lado aragonés, e Ibañeta del navarro. El rey García Ramírez, queriendo potenciar la entrada de peregrinos por su joven reino, favoreció el desarrollo del burgo de Roncesvalles, crecido alrededor de su hospital, la Colegiata y la reedificada capilla del Sancti Spíritus, conjunto regido por los Canónigos Regulares de San Agustín.
Esta capilla, es conocida también como "Silo de Carlomagno", por suponerse su origen en el enterramiento de los guerreros carolingios abatidos en el combate del 778, en Roncesvalles, entre ellos Roldán y los doce Pares francos. Además, la tradición decía que allí se custodiaba aquella roca que Roldán partió con su espada, Durandarte, antes de morir. 

Este templo del siglo XII, la construcción más antigua conservada en Roncesvalles, pues los edificios románicos han desaparecido, es considerado el más misterioso del lugar, tanto por su cometido funerario como por las leyendas que allí se materializan.
Su aura de arcano enigma, quedó plasmada en el códice anónimo La Preciosa, conservado en la Colegiata:
"Como dicho templo se halla destinado a recibir difuntos, carnario es llamado. Que legiones de ángeles lo hayan visitado, por dichos de muchos resulta probado, que así a sus peregrinos custodia Santiago".
El edificio actual, es una mezcla de los siglos XII al XVII. De la capilla original queda la estructura interior, cuya cubierta piramidal, quizá rematada antaño por una linterna, sobresale al exterior. La cubierta inferior, apoyada sobre la galería porticada que rodea el edificio, abierta por tres de sus lados, es, al igual que ésta, de 1612.

El "Silo de Carlomagno", alza su estructura cuadrada sobre la cripta, o pozo funerario, cuya bóveda sobresale del pavimento, haciendo que el suelo de la capilla parezca elevarse mediante un podio, que deja al descubierto, por sus laterales la parte superior de la cripta, permitiendo atisbar el interior por un ventanuco abierto en el lado norte. Una escalinata, da acceso a lo que fue el templo primitivo, que ha perdido sus muros laterales y sólo conserva los pilares, en las esquinas, que descargan el peso de la bóveda de crucería.
No fue nunca una capilla funeraria, pues no era templo para enterramiento, sino el recinto sagrado en que tenían lugar los oficios religiosos por los peregrinos fallecidos en el hospital. Estos, eran enterrados en el cementerio hospitalario y, transcurrido un tiempo prudencial, sus despojos eran trasladados al osario, o cripta, del Sancti Spiritus.

Lógicamente, surgen asociaciones de ideas con otras capillas, presuntamente "funerarias", como Eunate y Torres del Río, máxime al contemplar el "claustrillo" que la rodea y le otorga una aparente planta central, o concéntrica. Pero debemos tener en cuenta, que dicho añadido es ya del siglo XVII, sin que sepamos que existiese antes algo similar, y su función era proteger de las inclemencias del tiempo el templo original, "escondido" en su interior.
Entre sus muchas reformas, modificaciones y añadidos, el edificio sumó, al mito, el enigma. Varios sillares del claustrillo, demuestran que allí se reutilizaron viejas piedras, muy anteriores al siglo XII. En una de ellas, podemos contemplar un gran símbolo solar, céltico, cuya talla se destaca, a medias, embutida entre otras piedras.

Un misterio, menos antiguo pero no menos curioso, se halla en el pilar izquierdo de la capilla original. Tras un óculo gótico, se adivina el hueco que disimula, oculto en la penumbra, el busto de un personaje, tocado con la cogulla, que junta las manos en oración.
¿Quién es, este sujeto, y por qué mereció el honor de figurar en lugar tan preeminente? Hay quien afirma, que se trata del enterramiento del célebre Bardo de Itzaltzu, un trovador al que se condenó a morir emparedado, por causa de un horrible crimen del que era inocente...
Sin embargo, si estudiamos con detenimiento la piedra en que se talló el óculo, veremos que, en sus esquinas superiores, tiene grabados dos símbolos reveladores: una escuadra y un mallete, de cantero. ¡Se trata de un Magister constructor! ¿Pero, quién?

La actual Colegiata de Roncesvalles, iniciada hacia 1209 y consagrada en 1220, fue construida por canteros del norte de Francia, posiblemente del taller que trabajó en Notre Dame de París, y es uno de los primeros edificios del gótico "île de France" en los reinos hispanos, que inspiró en la propia Navarra el templo de Santiago en Sangüesa. De su claustro gótico, arruinado en 1600, se afirmaba que era mejor que el de la seo iruñesa, pues fue labrado por un mazonero de maestría superior.
¿Estamos ante la tumba del "Magister Goticus", el compañero constructor que dirigió las magníficas obras de Roncesvalles? El rostro del cantero, borrado por el paso del tiempo, permanece mudo, tan sólo la escuadra y el mallete nos susurran un eco de su historia perdida.

Salud y fraternidad.

domingo, 1 de mayo de 2011

Leyendas del Camino: "Eunate. Piedra de Luna y Espejo de Agua".

Cuentan los más viejos del lugar, según oyeron narrar a sus abuelos, cómo ciertos monjes ignorados -que unos dicen ser templarios y otros simples monjes-, mientras construían su convento de Eunate, en la vieja Navarra, hubieron de parar las obras porque el abad ordenó al Magister constructor, que era de su Orden, acudir a otro monasterio para cierta reparación urgente.
Maldita la gracia que hizo a todos, especialmente al cantero, ya que aquel había iniciado los trabajos, de una portada, que pretendía fuese su obra maestra. Aunque, como le debía obediencia al superior, dejó el trabajo apenas iniciado y marchó a donde se le reclamaba.
Pasó el tiempo y el templo de Eunate seguía inacabado, mas como el hermano constructor no regresaba, buscaron alguien capaz de finalizar la obra. En un monte cercano, vivía un viejo gigante, de aquella antigua raza de los jentilak, expertos en el trabajo de la piedra. Y aunque estaba ya retirado, aceptó el encargo por no enemistarse con los monjes.
  
El viejo cantero jentilak, en menos tiempo del que se tarda en contarlo, acarreó piedras con un saco a sus espaldas, talló los sillares, los colocó en su lugar, y dio forma a las preciosas figuras de la inconclusa portada nordeste, dejándola hecha un primor.
Pero he aquí, que al poco regresó el monje constructor, cuya ausencia se había debido a una larga enfermedad. Éste, al ver que un intruso había puesto la mano sobre su obra, acabándola, protestó airadamente ante el abad, y ante cuantos quisieron oír sus quejas. Tanto alboroto armó, que el superior, en parte por congraciarse con él, y en parte por castigar su soberbia, propuso al artesano realizar otra puerta similar, que daría al claustro del monasterio. Eso sí, con la condición de que había de ser, cuanto menos, tan preciosa como la creada por el viejo jentilak, porque, en caso contrario, castigarían su pecado de vanidad con la expulsión del convento.

El maestro cantero, comprendió que se había metido en un callejón sin salida, pues se consideraba incapaz de superar, ni tan siquiera igualar, el trabajo del anciano gigante. Tan desesperado andaba, que recurrió a una lamiñak, mujer sabia -hechicera o bruja, dicen otros-, que vivía junto a la cercana fuente Nequea. No sabemos como la convenció, pero ella se avino a prestarle ayuda, aconsejándole de esta guisa:
Amontona cuanta piedra necesites, para tu obra, frente a la portada que hizo el jentilak. Luego ve a la fuente Nequea, pues allí vive cierta serpiente que guarda en su boca una "piedra de Luna", la cual sólo descuida cuando entra en el agua, pues la deja sobre la hierba mientras se baña. Róbasela y, en la próxima noche de san Juan, llena un cuenco de oro con agua de la fuente, pon dentro la piedra, y colócate ante la portada que talló el gigante. Espera entonces a que salga la Luna, ilumine la portada y ésta se refleje en el agua del cuenco. Repite entonces estas palabras "Argizai amandre santue -Luna abuela santa-. Por el poder de todas las lamiñaku, de tu piedra y de su agua, crezca una hermosa puerta de piedra". Tan sólo, ten cuidado de no agitar el agua del cuenco y obtendrás tu deseo. Luego no olvides traerme la "piedra de Luna", pues no exijo otro pago por mi consejo.

El Magister constructor, siguió punto por punto las indicaciones de aquella lamiñak. Cuando llegó la noche del día propicio, se situó en el lugar adecuado, tomó el cuenco con agua, sumergió allí la piedra de Luna, y cuando Argizai, la Madre Luna, iluminó la portada, recitó el conjuro. Entonces, la imagen pétrea reflejada en el agua del cuenco por la luz de la Luna, se proyectó sobre las piedras amontonadas enfrente como si de un espejo se tratase. Así, las figuras de la primera portada quedaron grabadas en los sillares de la segunda, cual si la hubiesen tallado hábiles canteros, pero lógicamente invertida respecto a la original, por el efecto espejo causado por el agua.
Sólo tenía un fallo, no era exáctamente idéntica, porque en el momento crucial del conjuro, el relente de la noche hizo temblar al monje constructor, se agitó de forma imperceptible el agua del cuenco, y ello provocó las diferencias que hoy apreciamos.

Cuando a la mañana siguiente, el Magister mostró su trabajo al abad y compañeros, reconocieron todos que su obra no desmerecía en nada de la ejecutada por el jentilak. Y alabaron al cabo tanta astucia, pasando por alto su vanidosa arrogancia, pues, arrepentido de su actitud inicial, les confesó los métodos de que se había valido para ejecutar la obra.
Pero, al poco, el viejo jentilak se enteró de la jugarreta del constructor, y preso del más fiero enojo se dirigió al monasterio, donde, sin respetar a rey ni a roque, arrancó la portada espejo de un manotazo, mandándola por los aires hasta dos leguas de distancia, yendo a caer sobre la aldea de Olcoz. Y si no causó una desgracia, fue porque en el tímpano tenía una rueda o sello mágico -que algunos llaman crismón-, mandado tallar por el abad, para santificar una obra que había sido fruto de prácticas mágicas. Los aldeanos de Olcoz, aprovecharon aquella portada, caída del cielo, para edificar a su alrededor el templo del pueblo. 

Todavía hoy, a pesar del deterioro sufrido por la piedra, es posible descubrir en ambas portadas los personajes que participaron en esta leyenda. Entre las once figuras de Olcoz y las trece de Eunate, encontramos, presididas por el rostro de Argizai, la Madre Luna, al jentilak con su saco de piedras al hombro, al Magister constructor con el plano de la portada en sus manos, a la mujer sabia, lamiñak, con una serpiente bebiendo en un cuenco, e incluso podemos reconocer al abad de aquellos monjes -o Maestre de los templarios, según otros-, con el manto sujeto por una curiosa fíbula.
Aunque los académicos, Argizai perdone su incredulidad, se empeñen en afirmar que todo ello son cuentos de viejas, sin valor ni interés alguno.  

Nosotros, no sabemos si eso es lo que sucedió, porque hace muchos siglos que ocurrió todo, pero así nos lo han contado y así lo repetimos. Como se lo repitieron, unos a otros, los peregrinos que hacían este Camino por fervor al santo Jacques, patrón de canteros y constructores, devoto de amandre Argizai, viejo compadre de gigantes jentilak, y antiguo amigo de las lamiñaku. Todos los cuales, abrieron para él este Camino de las Estrellas, esta ruta del Finis terrae mundi...
Todavía hoy, en noches despejadas y con plenilunio, Argizai amandre santua, se eleva protectora sobre el valle en que desconocidos monjes -que unos dicen ser templarios, y otros simples monjes-, alzaron el enigmático templo de Eunate, para deleite de nuestro espíritu e intelecto.

Salud y fraternidad.