En la frontera cántabra con Palencia, sobre una pequeña loma solitaira, se alza el templo de Nuestra Señora de Suso, también conocida como "la Mayor". Su origen está en un pequeño monasterio visigodo erigido en el lugar de "Villa Cantis", una antigua villa rural romana instalada allí cuando la "pacificación imperial" permitió la construcción de calzadas que comunicasen Cantabria con la meseta del Duero.
La primera cita documental, es el controvertido texto, del 999, donde el conde de Castilla, Sancho Garcés, realiza una cesión de Fuero a favor del cercano monasterio de Cervatos.
A fines del s.XII, Alfonso VIII de Castilla lo cede al monasterio burgalés de San Pedro de Cardeña, y es entonces cuando debió levantarse el templo románico actual, quizá obra del mismo taller de canteros que edificó el vecino templo de Villanueva de la Torre.
.
Es un extraño ejemplar, un templo "contorsionista", que se ha doblado sobre si hasta unir la portada con el ábside. Este extraño aspecto, es producto de las reformas sufridas en el s.XVII.
Parece que, avanzado el s.XIII, se eliminó la nave única, románica, y en su lugar se proyectaron tres naves, aunque se conservó la cabecera. Se alzó la nave norte, pero la sur quedó inconclusa, hasta que al comienzo del s.XVII se reformó la nave del evangelio y se añadió la parte inacabada de la epístola, en cuyo muro de levante se recolocó, pegada al ábside, la portada románica que antes estaba al costado meridional.
El resultado es un ejemplar único, en todo el románico peninsular e incluos europeo. Dicha reforma elevó, al oeste, la nueva torre, tapando la fachada románica de poniente, donde ignoramos si existió otro acceso. La portada, muy deteriorada, tiene chambrana de anillos entrelazados, amén de arquivoltas con cabezas de clavo y ajedrezado, sus cimacios son tallos con palmetas y entrelazos, pero sólo resta uno de los capiteles.
.
El airoso ábside, nos sorprende con una hermosa ventana con rosáceas tetrapétalas, y un arco de líneas en zig-zag que evocan las energías cósmicas, líneas quebradas que se repiten a lo largo de ambas columnas, coronadas con capiteles habitados por animales del bestiario, afrontados: leones y grifos de extrañas alas.
.
Los capiteles, de las columnas absidales, mezclan los elementos vegetales con los historiados. Así, en uno, contemplamos una cacería del oso. En otro, podemos ver en la misma pieza, la lucha de Sansón con el león, más un personaje central, coronado, a cuyo lado se combaten dos jinetes. En el interior del templo, aparece otra lucha de caballeros entre los que se interpone "la Concordia".
.
También aquí, como en el cercano Villanueva de la Torre, abundan los "grifos", tanto exterior como interiormente. Aunque son unos grifos poco convencionales pues, en general, sus alas antes parecen de insecto que de ave. Los encontramos en el único capitel "superviviente" de la portada, en el de la ventana absidal, y en el de su arco triunfal.
.
Es un extraño ejemplar, un templo "contorsionista", que se ha doblado sobre si hasta unir la portada con el ábside. Este extraño aspecto, es producto de las reformas sufridas en el s.XVII.
Parece que, avanzado el s.XIII, se eliminó la nave única, románica, y en su lugar se proyectaron tres naves, aunque se conservó la cabecera. Se alzó la nave norte, pero la sur quedó inconclusa, hasta que al comienzo del s.XVII se reformó la nave del evangelio y se añadió la parte inacabada de la epístola, en cuyo muro de levante se recolocó, pegada al ábside, la portada románica que antes estaba al costado meridional.
El resultado es un ejemplar único, en todo el románico peninsular e incluos europeo. Dicha reforma elevó, al oeste, la nueva torre, tapando la fachada románica de poniente, donde ignoramos si existió otro acceso. La portada, muy deteriorada, tiene chambrana de anillos entrelazados, amén de arquivoltas con cabezas de clavo y ajedrezado, sus cimacios son tallos con palmetas y entrelazos, pero sólo resta uno de los capiteles.
.
El airoso ábside, nos sorprende con una hermosa ventana con rosáceas tetrapétalas, y un arco de líneas en zig-zag que evocan las energías cósmicas, líneas quebradas que se repiten a lo largo de ambas columnas, coronadas con capiteles habitados por animales del bestiario, afrontados: leones y grifos de extrañas alas.
.
Los capiteles, de las columnas absidales, mezclan los elementos vegetales con los historiados. Así, en uno, contemplamos una cacería del oso. En otro, podemos ver en la misma pieza, la lucha de Sansón con el león, más un personaje central, coronado, a cuyo lado se combaten dos jinetes. En el interior del templo, aparece otra lucha de caballeros entre los que se interpone "la Concordia".
.
También aquí, como en el cercano Villanueva de la Torre, abundan los "grifos", tanto exterior como interiormente. Aunque son unos grifos poco convencionales pues, en general, sus alas antes parecen de insecto que de ave. Los encontramos en el único capitel "superviviente" de la portada, en el de la ventana absidal, y en el de su arco triunfal.
.
[foto, por cortesía de la web: romanicoenruta.com]
.
Los capiteles internos, a base de vegetales y animales del bestiario, se encuentran muy estropeados, como si durante un tiempo hubiesen estado expuestos a los elementos atmosféricos, quizá a causa de problemas en la cubierta. El mejor conservado, exhibe dos grandes grifos, acodados, que son mordidos en el pecho por serpiente aladas... es decir, dragones, coronado todo por un cimacio de entrelazos célticos. Es, también, el que ha sido realizado con un esquema más fiel a su "monstruosa realidad".
.
El templo ha sido habilitado como "Centro de Interpretación del Románico", de la zona, y tiene un pequeño museo, donde destaca el muestrario de instrumentos de cantero, junto a las réplicas de canecillos al estilo de Cervatos.
.
Salud y fraternidad.