El señor Belarmino, Templo de San Cipriano, Revilla de Santullán (Palencia). [Foto, cortesía de "Pata de Oca"].
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Personajes imprescindibles en la visita a muchos templos románicos, los anónimos custodios de las llaves, mujeres y hombres del pueblo llano, se han ganado a pulso un lugar de honor en nuestro Laberinto Románico. Ya sean cultos o iletrados, parlanchines o callados, cascarrabias o amistosos, resultan siempre entrañables, porque suelen ser nuestro último eslabón con un mundo rural que se extingue. Un mundo tan distinto y enriquecedor, si le prestáramos un poco más de atención antes que se esfume para siempre.
Vaya en la persona de la señora María y el señor Belarmino, nuestro homenaje a la abnegada entrega de todos estos "Cancerberos", que nos soportan estoicamente sin perder la amable sonrisa y, si se tercia, todavía nos ofrecen un vaso de vino o un tazón de caldo. Gracias a todos, de corazón.
4 comentarios:
Me gusta tu blog. Comparto afición por el Románico, aunque reciente.
Ánimo y sigue así
Saludos
La señora de Villanueva de la Torre no se llama María, se llama Carlina.
Amigo anónimo. Gracias por su rectificación,conoce uno a tantas personas durante los viajes que es inevitable alguna confusión de vez en cuando. Tomo nota y hago la corrección oportuna.
Un saludo.
Yo también visité la iglesia con el señor Belarmino!! Menudas hostias les arrea a los capiteles con el palito, jeje.
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